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Zapatista recuerda surgimiento e incursión del EZLN a treinta años de su irrupción armada

Serie: “EZLN, 30 años. De su incursión armada, al eco de su recuerdo”. Entrega 1 de 5.

HERMOSILLO, Sonora (José Luis Sibaja/GRADA NORTE).- Hace treinta años, a través de la radio y televisión, México se enteró de un inesperado levantamiento armado en Chiapas, noticia que había eclipsado la entrada en vigor del TLC entre México, Canadá y Estados Unidos.

Las redes sociales no existían, pero fue con los medios electrónicos como la gente se informaba de la incursión armada del autollamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que había tomado cinco cabeceras municipales de Chiapas en el amanecer del primer día de ese 1994, en el que la información angustiosamente apenas fluía.

Al día siguiente, el domingo 2 de enero, ya en los periódicos aparecían encabezados como “Sublevación en Chiapas”, “Levantamiento en Chiapas” y “Ataque rebelde en Chiapas”, que informaban con muchos más detalles lo acontecido, con reportes de decenas de reporteros de medios nacionales e internacionales ya ubicados en el estado del sureste mexicano.

A treinta años de distancia, Miguel “N”, quien integrara el EZLN desde sus inicios, comparte en entrevista para GRADA NORTE los días del surgimiento del movimiento, sus objetivos y cuál es el actual escenario del zapatismo a tres décadas de los combates que despertaron a México el primer día de 1994.

Miguel ‘N’, como solicitó se le llamara, compartió sus comentarios vía WhatsApp desde el municipio de Ocosingo, Chiapas, con la condición de mantener su anonimato por temas de seguridad.

“Lo que peleaba la organización zapatista era la buena educación, salud, electrificación, tierra, toda esa infraestructura que nos hacía falta, era la demanda que estaba definida en nueve puntos. Antes del conflicto armado tampoco llegaban las casillas para elegir a nuestros gobernantes, eso también se buscaba, participación (electoral)”, lanzó categórico al explicar las motivaciones del movimiento.

De acuerdo a la Primera Declaración de la Selva Lacandona, el EZLN peleaba por defender el “plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.

“Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático”, cita el documento.

La violenta aparición del EZLN en Chiapas, que había dejado al menos 65 muertos en el primer día de combates con el Ejército Mexicano, no llegaba por casualidad, pues se gestó justo el día de la entrada del TLC de Norteamérica y en un año en el que México elegiría nuevo presidente, lo que complicaba aún más el escenario político en el país.

Portada de El Imparcial, de Hermosillo, Sonora, del domingo 2 de enero de 1994. FOTO: Hemeroteca Unison

Se incorpora a las filas del zapatismo

Sin embargo, el EZLN no era un movimiento de reciente creación en 1994, pues tenía al menos una década de formación y en esos diez años Miguel “N” se involucró casi desde sus orígenes en los años ochenta del siglo pasado.

“En el año 1985 me reclutaron para ser del EZLN y tuve que entrar a la clase política del zapatismo, que está conformada por hombres mujeres y niños. Como a los 15 años entrenaba en la montaña con los insurgentes. Mi tío, que era subteniente, me reclutó, me instruyeron en la montaña como por unos siete años.

“La lucha zapatista, su razón es pelear contra la injusticia y la explotación. La clase que nos dieron era conocer cómo funcionaba el gobierno, nos explotaba y nos aplastaba. Con esa información se entrenaba y la idea era atacar al enemigo. Fui cabo zapatista y manejaba una escuadra de milicianos”, narró.

Durante sus primeros días como integrante del EZLN, además de su entrenamiento como recluta, Miguel “N” también se organizaba para recorrer varios kilómetros para proveer de víveres a los militantes escondidos en la selva chiapaneca, tarea que, reconoció, requería de mucho desgaste físico y sacrificio.

“Caminábamos en la noche, salíamos a las once de la noche para llevar víveres para dejarlos a los compañeros insurgentes. Llegábamos a las cuatro de la mañana al campamento de los zapatistas, llevábamos de 35 a 40 kilos de comida cada quien.

“Era la aportación de las comunidades que apoyábamos a los soldados en la montaña, era clandestino y había mucho sufrimiento”, recordó.

Pobladores de la región de Ocosingo levantan una bandera blanca ante el temor de ser víctimas de un ataque durante los enfrentamientos entre el EZLN y el Ejército Mexicano. FOTO: José L. Sibaja/Archivo 1994

En su etapa de entrenamiento, relató que conoció a muchos de los personajes que años después encabezarían la incursión armada del EZLN en Chiapas, sin imaginar la importancia que adquirirían en el movimiento y en su consecuente proyección a nivel nacional e internacional.

“Nadie me engaña, nadie me puede decir que esto pasó, o que lo otro, porque yo viví la lucha. Conocí a Marcos con la cara descubierta, conocí al comandante Pedro, que cayó en la batalla del ’94 en Las Margaritas, Chiapas.

“El subcomandante Daniel, la comandante Elisa, el comandante Germán, el comandante Rodrigo, ellos son los verdaderos luchadores, estaban en la montaña, bajo el agua, bajo el sacrificio que llevaron, y su idea era buena para los campesinos, eran luchadores de corazón con el pueblo”, afirmó sin titubeos.

Soldados del Ejército Mexicano patrullan las poblaciones que habían sido ocupadas por el EZLN en los primeros días de enfrentamientos en Chiapas. FOTO: José L. Sibaja/Archivo 1994

Falta de trascendencia provoca decadencia del movimiento

Ya con alrededor de ocho años involucrado completamente en el movimiento del EZLN, Miguel “N” decidió desertar como integrante activo militar (como miembro de la Fuerza Mexicana de Milicia de la organización), aun cuando siempre se ha mantenido ligado a los ideales del zapatismo.

Explicó que entre 1992 y 1993 tuvo que tomar la decisión de separarse del movimiento principalmente porque era una lucha clandestina e independiente que le requería disposición de tiempo completo y, contrario a sus intenciones, en ocasiones no podía atender todos los eventos a los que tenía que ir.

Aunado a esto, ya para esos años Miguel “N” tenía la necesidad de trabajar para poder cubrir el sustento de su familia que había formado, situación que le complicó cumplir con su responsabilidad militar, sin imaginar entonces que meses después el movimiento haría su irrupción armada a inicios de 1994.

Con el paso del tiempo, Miguel “N” analiza los hechos desde diferentes ángulos y considera que el movimiento del EZLN no pudo trascender más en otras regiones del país tras el levantamiento armado, circunstancia que no favoreció totalmente para alcanzar todos los objetivos de su surgimiento.

“No funcionó tanto, porque no se hizo más popular, porque (el EZLN) solo estaba en Chiapas, y ni todo lo que es el estado (chiapaneco) estaba convencido (del movimiento), así que se desapareció la lucha, se está acabando, ya no hay fuerza, no hay crecimiento de la lucha.

“Hace poco sacó un comunicado el subcomandante Moisés que se desaparecían los ‘caracoles’. ‘Caracol’ se le llama a cada centro donde se hacían reuniones y se concentraba cada movimiento”, mencionó como para ejemplificar la pérdida de fuerza del movimiento.

Aun cuando con el paso de los años el EZLN ha perdido presencia en el escenario político en México, Miguel “N” considera que “no fue en vano la ‘chinga’” porque el Gobierno mexicano ya los toma más en cuenta, y aunque todavía “hay algunos detalles”, ya no se encuentra tan en el olvido como antes de la incursión armada.

“En el ’94 los hermanos zapatistas no aprovecharon nada, no aceptaban proyectos y siguen hasta ‘ahorita’ sin agarrar ningún proyecto. Es el detalle de ellos, que tampoco hay apoyo de su parte y por eso están desapareciendo”, reflexionó.

El sábado 1 de enero de 1994 se registró la incursión armada del EZLN en cinco municipios de Chiapas.

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