Lila Trokhymets
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El voluntariado y el apoyo a soldados heridos, la otra manera de encarar la guerra en Ucrania

Como muchos ucranianos, la joven Lila Trokhymets ha afrontado la guerra de distintas formas, ella, a través del voluntariado

HERMOSILLO, Sonora (José Luis Sibaja/GRADA NORTE).- Hace poco más de un año Lila Trokhymets viajaba, bailaba y disfrutaba la vida como muchas jóvenes ucranianas, pero la invasión rusa a su país le hizo cambiar de rutina, adaptarse a los nuevos tiempos y, actualmente, apoyar a los soldados heridos por la guerra.

Como millones de ucranianos desde hace poco más catorce meses, Lila Trokhymets diariamente ha encarado la guerra de una u otra forma. Ella, circunstancialmente, ha tomado el voluntariado como una vía para apoyar a su país, en una guerra que se ha prolongado y que no se ve un pronto final.

En entrevista para GRADA NORTE vía Zoom desde Kviv, Ucrania, Lila abrió sus sentimientos para compartir cómo ha cambiado su vida y de qué manera ha dado cara a una guerra en la que, como llegó a comentar, “apreciamos más la libertad, que nuestras propias vidas”.

Pero para entender lo que actualmente sucede en Europa del Este, es necesario recordar que el 24 de febrero de 2022 Rusia inició una invasión a gran escala a territorio ucraniano a través de bombardeos en diferentes ciudades y con tropas adentrándose a Ucrania desde las fronteras rusa y bielorrusa.

Ciertamente, Rusia ya había iniciado una guerra con Ucrania en 2014 con la invasión ilegal de Crimea, si bien, el conflicto bélico entonces se limitó a dicha península y en los Oblast (provincias) de Donetsk y Lugansk, ubicadas al Este del territorio ucraniano, por medio de grupos separatistas pro-rusos.

Sin embargo, desde el 24 de febrero de 2022, con la invasión a gran escala de Rusia, Ucrania ha resistido y contrarrestado los constantes ataques a todo su territorio, en una guerra que en poco más de 430 días le ha costado la vida a varios miles de inocentes civiles ucranianos y, en las trincheras, a otras decenas de miles de soldados de ambos bandos.

En este contexto, Lila actualmente realiza voluntariado con el propósito de apoyar a los soldados ucranianos heridos, que se recuperan en los hospitales de ciudades como Lviv (al oeste del país); la capital Kviv; y en el este de territorio ucraniano, en ciudades como Druzhkivka, Kharkiv, Kramatorsk e Izyum, donde los bombardeos y combates han sido de gran intensidad.

Áreas residenciales dañadas por la artillería rusa en Kharkiv, en la zona Izyum. FOTO: Lila Trokhymets

Una amenaza que estaba latente

La ucraniana de 27 años de edad, en perfecto español, gracias a sus constantes visitas a España desde su infancia, recordó que antes de la guerra se daba tiempo para viajar mucho, disfrutaba las fiestas, cantar y bailar, tiene un gusto particular por la bachata; y experimentar todas las “cosas bonitas” que le ponía la vida.

Sin embargo, su vida dio un giro muy drástico con el inicio de la guerra a gran escala, algo que, de algún modo, se veía venir desde finales del 2021 e inicios del año pasado, cuando finalmente el presidente ruso Vladimir Putin inició lo que llamó una “operación militar especial” en Ucrania el 24 de febrero de 2022.

“Sabíamos que en algún momento podía pasar (invasión), había una gran posibilidad y con las tropas rusas en las fronteras se preparaban para la invasión total, pero la pregunta era cuándo. En realidad, la guerra comenzó en el 2014, la gente que pensaba que esto no podía pasar vivía en una burbuja, porque ya habían invadido territorios de Ucrania”, apuntó.

Al momento de la invasión una de las primeras decisiones que tomó fue dejar Kviv para refugiarse en Irpín, a pocos kilómetros a las afueras de la capital ucraniana, un “plan” que ya había contemplado días antes, pero que finalmente desechó.

Simultáneamente, relató, su hermano, Roman Trokhymets, ya se preparaba para entrar en combates como miembro del ejército ucraniano, al que ya se había integrado desde 2015, y, posteriormente, con la amenaza que inició en 2021, volvió a incorporarse el 14 de febrero de 2022.

Mientras su hermano Roman volvió a las trincheras a combatir a los rusos, Lila se sintió un tanto “perdida” días después de comenzada la guerra, por lo que su padre y ella dejaron su hogar en Kviv para mudarse a Lviv (también conocido como Leópolis, al Oeste de Ucrania), con eso dejarían a un lado sus planes de mudarse a Irpín.

Con el paso de los meses Lila encontró una forma de canalizar su energía y apoyar a las fuerzas armadas ucranianas a través del voluntariado, en una etapa en la que su hermano combatía en Bajmut, una de las zonas donde se libran los combates más intensos y prolongados desde febrero del 2022.

“Si yo no puedo combatir, quiero por lo menos hacer un voluntariado y esta es mi realidad (la guerra), y por más que uno no lo acepte o estar furioso, no ganaremos antes, es bastante complicado después de un año”, analizó.

Lila y su hermano Roman Trokhymets se reencontraron hace unas semanas en Kramatorsk. FOTO: Lila Trokhymets

Incertidumbre y el camino al voluntariado

Los combates en Bajmut se intensificaron en el último trimestre del año pasado y se han prolongado todo lo que va del 2023. La lucha ha sido metro a metro, casi casa por casa, y ha provocado enormes bajas en los ejércitos de Ucrania y Rusia por tomar el control de una zona considerada estratégica.

“Mi hermano estaba en Bajmut y hubo un momento que no estuvo en línea (en comunicación), fueron como diez días sin noticias de él. Cuando al fin contestó nos dijo que estaba bien y que ‘hablaba mañana’. Recuerdo que le gusta la fruta y de tanto alivio que tenía quise mandarle para darle ánimo a él y a los demás chicos (soldados).

“Escribí la historia en mi Instagram para quien quisiera enviarle fruta a mi hermano y a los suyos. Tenía el coche lleno de frutas, y cuando le hablo a mi hermano para enviárselas, me dijo que mejor la llevara a los hospitales para los heridos, algunos de ellos que tienen a sus familias lejos”, explicó.

Además de llevarles fruta a los heridos que se recuperan en los hospitales en diferentes frentes de Ucrania, Lila apoya a los soldados con visitas para platicar con ellos, les dedica tiempo con juegos de mesa y les da muestras de ánimo, muchas veces acompañada por amigos suyos e incluso su padre.

“Jugamos cartas y en muchas ocasiones les gano, y les digo que ahí tienen la motivación para recuperarse pronto para ganarme”, agregó entre risas.

Aunque quedó muy impactada en su primera visita a un hospital, de algún modo, reconoció, entendió que se tratan de personas normales que no les gusta dar lástima por encontrarse heridos, o en muchas ocasiones, mutilados a causa de la guerra.

Lila en un hospital ubicado en el Donbás. FOTO: Lila Trokhymets

Autoprotección física y mental

Por toda la tragedia que una guerra trae, y con todos los registros de crímenes cometidos por la invasión rusa, Lila ha tenido que encontrar formas de auto protegerse en todos los sentidos.

“Lo más básico, pero lo que todos los ucranianos hemos aprendido, es a disparar. Yo no sabía y fui a clases”, reveló sin titubear.

“El área de Kviv estuvo bajo la ocupación (rusa) y como mencioné, yo iba a vivir en Irpín, ha sido suerte, ángeles, llámalo como quieras, pero si llego a vivir ahí no sé si estaríamos hablando hoy”, al referirse a los múltiples crímenes de guerra del ejército ruso cometidos en dicha zona.

Si bien, ha aprendido a defenderse de ataques físicos, también, aceptó, en la parte mental trata de mantenerse ocupada.

“Lo primero (siempre trato de) hacer algo, porque así te distraes. Cuando se está solamente trabajando, estudiando o viendo las noticias todos los días te vuelves loco. (Al) hacer algún voluntariado, algo útil, no se tiene tanto tiempo para estar preocupado.

“Y lo tercero sería buscar un psicólogo. Es una de las cosas que aún no he hecho, pero está en mi lista, quiero encontrarlo antes de que lo necesite. Y sí que lo voy a necesitar”, reconoció.

Mantener la moral alta en tiempos de guerra no ha sido fácil ni para la población ni para las fuerzas armadas, pero, explicó Lila, históricamente Ucrania siempre ha luchado por su libertad con muchos de sus vecinos, principalmente con Rusia.

“Apreciamos más la libertad más que nuestras propias vidas. Los rusos siempre intentaron destruir Ucrania, nuestra cultura, pero nuestros abuelos y bisabuelos ya pagaron un precio muy alto y no hay otra opción, si no los mandamos al carajo ahora, nos seguirán atacando.

“Nos gusta nuestro país y el ejército nos protege, queremos vivir en un país libre, independiente y democrático”, concluyó.

A finales de abril, Lila dejó Lviv después de alrededor de un año y un mes, para volver a Kviv, desde donde viaja constantemente al Este de Ucrania para llevar fruta y apoyar como voluntaria a los soldados heridos en los diferentes frentes de la guerra contra los rusos.

CONTACTO CON LILA TROKHYMETS

INSTAGRAM: @liliiatrokhymets

PAYPAL PARA DONACIONES PARA VOLUNTARIADO EN HOSPITALES: trokhymetsliliia@gmail.com

ENTREVISTA COMPLETA REALIZADA EL 21 DE ABRIL VÍA ZOOM.

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