Emoción e historia de medallistas olímpicos mexicanos en 1968
No era exageración, en la imagen televisiva los aficionados que llenaron la alberca “Francisco Márquez” se abrazaban, gritaban y celebraban de pie el primer metal de oro que ganó México en los Juegos Olímpicos de 1968, a través del nadador Felipe Muñoz.
Paradójicamente, los mexicanos celebraban el metal olímpico veinte días después de la represión estudiantil en Tlatelolco, y lo que ese 2 de octubre los medios de comunicación callaron, los hechos violentos contra jóvenes en la Plaza de las Tres Culturas, contrariamente, el 22 de octubre, la prensa dedicó gran espacio a la proeza del juvenil nadador de apenas 17 años.
Dos historias paralelas con jóvenes mexicanos como protagonistas, pero con un desenlace dramáticamente diferente; y lo que es más, ambas han trascendido en el tiempo a medio siglo de distancia.
En el plano deportivo, es quizá la hazaña del “Tibio” Muñoz la que mejor refleja lo que fueron esos históricos Juegos Olímpicos celebrados en México, en la que la delegación “tricolor” consiguió su mejor actuación olímpica de todos los tiempos, al conquistar nueve metales totales, tres de cada color.
La medalla de oro de Muñoz llegó diez días después de inaugurarse la cita olímpica, ya para entonces la afición ansiaba ver izar la Bandera Mexicana en lo más alto, algo que estuvo cerca de suceder antes de que el nadador originario de la Ciudad de México lo consiguiera en la final de los 200 metros pecho.
Muñoz levantó de sus asientos a los 8 mil aficionados, que al ver al mexicano entre las tres primeras posiciones hacia la mitad de la competencia, creyeron en el adolescente tritón y lo respaldaron con gritos desde las gradas que lo impulsaron a rebasar al soviético Vladimir Kosinsky en los últimos metros para adueñarse del primer oro mexicano en la justa.
Fue hasta un día antes de la clausura en que cayeron los otros dos metales áureos, ambos el sábado 26 de octubre, cuando los boxeadores Ricardo Delgado y Antonio Roldán también lograron hacer entonar el Himno Mexicano al ganar en sus respectivas divisiones.
Si bien, Delgado Nogales se impuso con claridad en todos sus combates en los 51 kilos; en la división de 57 kilos; Roldán Reyna se adjudicó el oro por descalificación del estadounidense Albert Robinson en el combate final, no se había definido una medalla olímpica por esta vía desde Helsinki 1952.
El pleito concluyó en el segundo round cuando el réferi detuvo la pelea por supuestos cabezazos del estadounidense sobre el mexicano; en la ceremonia de premiación Roldán Reyna lucía contrariado, y pese a la sanción, a Robinson se le permitió quedarse con el metal plateado.
El rostro de la frustración plateada
Antes de que llegaran estas preseas áureas, en el segundo día de competencias de los Juegos Olímpicos, el 14 de octubre, el marchista José Pedraza, miembro del Ejército Mexicano, con todo el pesar reflejado en su expresión al cruzar la meta, se quedó con la medalla de plata en los 20 kilómetros.
Transcurridos poco más de noventa minutos de competencia, el soviético Volodymir Holubnychiy entró al estadio Olímpico Universitario en primer lugar, seguido por su compatriota Mykola Smaha, y a menos de treinta metros, por el mexicano de 31 años.
En los últimos 400 metros, los 80 mil aficionados mexicanos alentaron a Pedraza, que, con una técnica poco ortodoxa caminaba en la frontera de lo permitido por los jueces, logró rebasar a Smaha, y, con el esfuerzo y la ansiedad en sus gestos, se tuvo que conformar con el segundo lugar al llegar apenas un parpadeo detrás de Holubnychiy.
Pedraza (1:34.00 horas) nunca superó su frustración por no poder adueñarse del metal áureo en una prueba en la que Holubnychiy (1:33.58) era el favorito; el soviético llegaba a México 1968 como doble medallista de la prueba en las ediciones Roma 1960 (oro) y Tokio 1964 (bronce); todavía ganaría plata en Múnich 1974.
Una semana después de la actuación de Pedraza, Pilar Roldán colaboró en el medallero mexicano al conquistar la plata en esgrima en la modalidad de florete individual, en su tercera participación olímpica
La esgrimista originaria de la Ciudad de México, entonces de 28 años, llegaba a esta cita convertida en madre de dos hijos y prácticamente en el retiro, tras representar a México en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 y Roma 1960.
Al final de la competencia el primer sitio lo ocupó la soviética Yelena Novikova-Belova, de 21 años y estudiante de Pedagogía; Roldán subió al podio para ocupar el segundo escalón; y la húngara Ildiko Ujlaki-Rejto se colocó en el tercer peldaño.
El tercer metal de plata que consiguió México llegó hasta el 26 de octubre en la final de la plataforma de 10 metros por medio del experimentado clavadista tapatío Álvaro Gaxiola, que en sus terceros Juegos Olímpicos se adueñó de la medalla argenta.
La competencia fue dominada claramente por Klaus Dibiasi (164.18 puntos), que tenía por entrenador a su padre Carlo, olímpico en Berlín 1936; el italiano campeón en México 1968 repetiría sus medallas de oro en Múnich 1972 y Montreal 1976.
Gaxiola concluyó su actuación con 154.49 unidades para finalmente conquistar un metal olímpico tras asistir sin mucho éxito a las ediciones de Roma 1960 y Tokio 1964; el tercer sitio lo ocupó el estadounidense Edwin Young, con 153.93 puntos.
Brazadas y golpes de bronce
En la misma jornada en la que Felipe Muñoz se inmortalizó como medallista dorado, la entonces nadadora adolescente María Teresa Ramírez, subió al podio para recibir la presea de bronce en los 800 metros libres.
La sirena de apenas 14 años ocupó la tercera posición prácticamente por la diferencia de un parpadeó; Ramírez terminó la prueba con un tiempo de 9:38.5 minutos, para dejar a la australiana Karen Moras (9:38.6) fuera del medallero.
La leyenda de la natación estadounidense, Deborah Meyer ganó la prueba sin ningún tipo de presión (9:24.0 minutos, récord olímpico), para llegar a tres medallas de oro en México 1968; su compañera de equipo, Pamela Kruse (9:35.7) se quedó con la presea plateada.
La delegación mexicana sumaría otro par de metales de bronce, a través de los boxeadores Joaquín Rocha (división 81 kilos); y Agustín Zaragoza (71-75 kilos); ambos perdieron en semifinales ante rivales soviéticos el 24 de octubre.
Zaragoza Reyna, potosino entonces de 27 años, fue superado por Alexei Kiselyov, que posteriormente sería medallista de plata; mientras Rocha, originario de la Ciudad de México y entonces de 24 años, fue derrotado por Ionas Chepulis, quien también se quedaría con la presea plateada.
DELEGACIÓN MEXICANA
275 deportistas (233 hombres / 42 mujeres)
DEPORTISTA DE MENOS EDAD: Marcia Arriaga (Guerrero); natación; 13 años y 1 día
DEPORTISTA DE MÁS EDAD: Julio Herrera (CDMX); ecuestre; 57 años y 224 días
26 Estados de la República Mexicana aportaron deportistas
165 Originarios de la Ciudad de México
17 De Jalisco / 9 Tamaulipas / 7 Michoacán-San Luis Potosí-Chihuahua
4 Deportistas naturalizados mexicanos (España-Francia-Tanzania-Puerto Rico)
MEDALLISTAS OLÍMPICOS MEXICANOS EN LOS JJOO 1968
ORO
Felipe Muñoz Kapamas | Natación | 200 metros pecho |
Ricardo Delgado Nogales | Boxeo | 48-51 kilos |
Antonio Roldán Reyna | Boxeo | 54-57 kilos |
PLATA
José Pedraza Zúñiga | Atletismo | Caminata 20 km |
Álvaro Gaxiola Robles | Clavados | Plataforma 10 metros |
Pilar Roldán Tapia | Esgrima | Florete individual |
BRONCE
Joaquín Rocha Herrera | Boxeo | +81 kilos |
Agustín Zaragoza Reyna | Boxeo | 71-75 kilos |
María Teresa Ramírez Gómez | Natación | 800 metros libre |
LA RUTA DE LOS METALES DORADOS
° Felipe Muñoz Kapamas / natación
(3 febrero 1951; Ciudad de México)
ORO 200 metros pecho
Semifinalista 100 metros pecho
Primera ronda relevo 100 metros combinados
DETALLE: Con apenas 17 años, ocho meses y 19 días, Felipe “Tibio” Muñoz conquistó el metal dorado en los 200 metros pecho, al cronometrar 2:28.7 minutos; la plata le correspondió al soviético Vladimir Kosinsky, con 2:29.2; y el bronce colgó del cuello del estadounidense Brian Job, con registro de 2:29.9.
Ese 22 de octubre de 1968, Muñoz no aparecía como favorito en la final e incluso llegó a estar en el cuarto lugar a la mitad de la competencia, pero empujado por el impulso de 8 mil aficionados remontó al soviético para ganar la prueba.
° Ricardo Delgado Nogales / boxeo
(13 julio 1947; Ciudad de México)
ORO División 48-51 kilos
DETALLE: La presentación de Ricardo Delgado estaba prevista para el 14 de octubre, pero en el sorteo salió “bye”, y fue el jueves 17 cuando finalmente hizo su debut olímpico al vencer al irlandés Brendan McCarthy en la segunda ronda; en cuartos de final consiguió su segundo triunfo al superar al japonés Tetsuaki Nakamura el 21 de octubre.
Tres días después, en semifinales el peleador mexicano se llevó la victoria sobre el brasileño Servilio de Oliveira; y el sábado 26 de octubre Delgado se adueñó del metal áureo al derrotar al polaco Artur Olech, quien llegaba a esta pelea como medallista de plata olímpico en Tokio 1964.
° Antonio Roldán Reyna / Boxeo
(15 junio 1946; Ciudad de México)
ORO División 54-57 kilos
DETALLE: El martes 15 de octubre Antonio Roldán se presentó en los JJOO, con una victoria sobre Hwad Ibrahim Abdel Hamid, de Sudán; dos días después, ya en la segunda ronda de la competencia, superó al irlandés Edward Tracey.
En cuartos de final venció al soviético Valery Plonikov, el martes 22 de octubre; dos días después, derrotó a Philip Waruinge, de Kenia, en semifinales; y en la final, el sábado 26 de octubre ganó el oro sobre el estadounidense Albert Robinson, quien fue descalificado por dar cabezazos a Roldán.