Futbol Historia

Uruguay 1930: un experimento llamado ‘Mundial’

HERMOSILLO, Sonora (José Luis Sibaja/BIP).- Parece muy lejano aquel 13 de julio de 1930, en el que 22 jugadores con largos pantaloncillos corrían en pos de un balón de cuero sobre el césped del estadio “Pocitos” de Montevideo frente a unos mil aficionados.

Ese día, México y Francia protagonizaron oficialmente el primer partido en la historia de los Campeonatos Mundiales de futbol, aunque casi simultáneamente Estados Unidos y Bélgica también se encontraron en el “Parque Central” de la capital uruguaya.

Seguramente en esos momentos nadie imaginó el alcance que tendría este primer experimento que con los años se ha convertido en el máximo evento deportivo del orbe.

Pero el sueño mundialista se hizo realidad con la designación de Uruguay como anfitrión durante el Congreso de la FIFA organizado en Barcelona el 17 y 18 de mayo de 1929, desechando las propuestas de Suecia, Hungría, Italia, España y Holanda.

Los principales argumentos que favorecieron la candidatura sudamericana fueron que en 1930 Uruguay celebraría el centenario de su independencia, y como parte de los festejos el gobierno uruguayo contemplaba construir un estadio de gran capacidad.

También influyó la postura charrúa de cubrir todos los gastos de los países invitados y la decisión de repartir las ganancias de la competencia, si las hubiera, entre los conjuntos participantes.

Pero también tuvo mucho que ver el hecho que el equipo uruguayo de futbol había conquistado los metales dorados en los Juegos Olímpicos de París 1924 y Ámsterdam 1928.

La elección de Uruguay provocó molestia en muchos países europeos que rechazaron la invitación, aunque Francia, Rumania, Yugoslavia y Bélgica optaron por cruzar el Océano Atlántico.

La FIFA, entonces dirigida por el francés Jules Rimet y conformada por 41 países afiliados, vio con preocupación el rechazo europeo, pero el comité organizador uruguayo no dio marcha atrás y se comprometió a cumplir con sus promesas.

De esta forma, mientras los yugoslavos cruzaron el océano en el barco “Florida”, desde el puerto italiano de Génova partió el buque “Conte Verde” con la selección rumana abordo, al viaje se unieron el representativo francés en Villefranche-sur-Mer y el combinado belga en Barcelona, España.

En su trayecto hicieron un par de escalas más, en Río de Janeiro para recoger al equipo brasileño y Buenos Aires, donde se integró Argentina.

Con todos los invitados, la historia del Campeonato Mundial inició en el marco del invierno sudamericano que incluso pinto de blanco la ciudad con inesperadas nevadas.

La primera cita mundialista se desarrolló con trece equipos que se concentraron en cuatro sectores, siendo los ganadores de cada grupo los que disputarían de forma directa las semifinales.


De esta forma México compartió el Grupo “A” con Francia, Argentina y Chile; Yugoslavia, Brasil y Bolivia integraron el Grupo “B”; Uruguay enfrentó a Rumania y Perú en el sector “C” y en el “D” Estados Unidos, Paraguay y Bélgica jugaron entre sí.

Mexicanos y franceses se enfrentaron en el estadio “Pocitos” de Montevideo, y fue el delantero galo Lucien Laurent el anotador del primer gol en la historia mundialista al minuto 19 superando al portero mexicano Óscar Bonfiglio.

Aunque la superioridad francesa se manifestó con clara victoria por 4-1, jugadores como Rafael Garza Gutiérrez “Récord” se justificaron diciendo que el juego brusco del cuadro galo, el fuerte viento y el frío habían afectado el rendimiento “tricolor”, en el que lo más rescatable fue el primer gol en Copas Mundiales anotado por Juan Carreño al minuto 70.

En otros frentes, el 18 de julio los anfitriones se presentaron ante su afición con apurada victoria sobre Perú 1-0, en un partido que sirvió para inaugurar el estadio “Centenario”, justo el día que conmemoraban 100 años de la independencia de Uruguay.

Por su parte, Estados Unidos y Yugoslavia accedieron a semifinales al conseguir cada uno par de victorias que los afianzaron en el liderato de sus respectivos grupos.

Aunque en la primera ronda de clasificación hubo muy poca respuesta del público en los estadios, durante las semifinales, gracias a la presencia por un lado de Argentina, que enfrentaría a Estados Unidos y por el otro de Uruguay, que jugaría contra Yugoslavia, las gradas del “Centenario” lucieran pobladas.

Los duelos semifinales, que se decidieron por idéntico marcador de 6-1, arrojaron a los primeros finalistas de una Copa del Mundo y que tenían como protagonistas a charrúas y pamperos en el “Clásico del Río de La Plata”.

Estos dos viejos conocidos rivales tenían como antecedente más cercano la victoria uruguaya por 2-1 en la final olímpica de Ámsterdam el 13 de junio de 1928.

Dos años después, parecía que la revancha estaba al alcance de Argentina, así lo sentían por el buen momento que vivía su equipo y porque las circunstancias lucían propicias, pero los anfitriones tenían otros planes.

Aquel 30 de julio de 1930, el estadio “Centenario” lucía a su máxima capacidad, con mayoría uruguaya y unos diez mil argentinos en las gradas, otros 20 mil cruzaron el Río de La Plata, y muchos más arribaron tarde a causa de la neblina en alta mar.

La rivalidad futbolística y el orgullo nacional estaban en juego y todos los protagonistas lo sabían, incluso el árbitro belga John Langenus, quien decidió jugar medio tiempo con el balón argentino y la otra mitad del partido con el esférico uruguayo.

La confianza de un final feliz comenzó a reinar en el “Centenario” cuando Pablo Dorado adelantó a Uruguay con disparo que pasó entre las piernas del portero Juan Botasso al minuto 12, pero el empate llegó a través de Carlos Peucelle. La tensión en el campo llegó a las gradas y la presión invadió a los locales y sus aficionados al verse abajo en el marcador casi al finalizar el primer tiempo con tanto marcado por Guillermo Stábile que daba ventaja parcial a Argentina.

Aun con el marcador en contra, para la segunda parte Uruguay saltó a la cancha con otra actitud, motivado por su líder y capitán José Nasazzi.

Habían transcurrido ocho minutos cuando Pedro Cea igualó a dos apenas instantes después de que Langenus anuló un gol argentino de Juan Evaristo que levantó las protestas “albicelestes”.

Uruguay se puso al frente con disparo lejano de Santos Iriarte, pero Argentina estuvo cerca de volver a empatar con un “riflazo” de Stábile que se estrelló en el poste.

Finalmente, con un remate de cabeza de Héctor Castro la meta argentina fue perforada por cuarta ocasión, con lo que Uruguay aseguró el título mundial que festejó todo el país justo en el año del centenario de su independencia.

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