El ‘Tona’ sigue las zancadas de sus predecesores sonorenses que figuraron en Juegos Olímpicos

HERMOSILLO, Sonora (Jesús Ibarra/GRADA NORTE).- Jesús Tonatiú López Álvarez corre a 28 kilómetros por hora con su espigada figura tonificada de 1.95 metros los 800 metros, las dos vueltas a la pista que sirven como una metáfora de la vida en su paso hacia los Juegos Olímpicos de París 2024.

El atleta de 26 años, nacido en Hermosillo, Sonora, clasificó el pasado 5 de julio a la justa veraniega en lo que serán sus segundos Juegos Olímpicos, tras una experiencia agridulce sufrida en Tokio 2020 hace tres años donde se quedó a un par de centésimas de disputar el título.

En aquella ocasión el semifondista culminó en el tercer lugar de la primera semifinal con un tiempo de 1:44.77 minutos, pero no consiguió el registro necesario para pelear con los nueve mejores del mundo por una medalla en la final.

Su tiempo en esa ronda eliminatoria fue incluso mejor al del ganador del oro: Emmanuel Korir (1:45.06). “Tona” muy probablemente habría llegado al podio.

Ahora, con más experiencia, con el boleto asegurado y con su mejor tiempo registrado desde Tokio (1:44.71 minutos) el pasado 11 de mayo en Los Ángeles, Estados Unidos, López Álvarez es portador de un rico legado de velocistas olímpicos sonorenses que pisaron una pista primero que él, y lo han inspirado.

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“Sueño en algún momento en poder darle una medalla a mi país, quiero seguir bajando mis marcas, que mis ídolos sean mis rivales de muerte y unirme a ese selecto grupo de atletas sonorenses: Alejandro Cárdenas, Ana Gabriela Guevara.

“Lo estamos buscando y estamos trabajando para ello”, agregó el hermosillense para Récord.

Los precursores

El legado de velocistas olímpicos originarios de Sonora inició hace 100 años con un atleta icónico originario de la sierra: Herminio Ahumada Ortiz, considerado hasta los años noventa del siglo pasado como el hombre más rápido del estado.

Ahumada Ortiz compitió en los 100 y 200 metros en los Juegos Olímpicos de París 1924, donde si bien quedó trunco su intento en rondas previas de llegar a una final, dejó claro que sus mejores marcas en esas distancias (11 y 23 segundos, respectivamente) eran de clase mundial.

Este velocista abandonó el atletismo tras su paso por tierras parisinas y se dedicó a la academia y la política en Hermosillo, donde fue parte del grupo de personajes que fundaron la Universidad de Sonora en 1942.

Tuvieron que pasar 44 años para que Sonora tuviera a otro exponente con velocidad olímpica, y llegó en la persona de Carlos Castro Cedano, originario del pueblo de tierra yaqui: Esperanza, en Cajeme.

Este velocista se especializó en los relevos de 4 X 400 metros gracias a su facultad de tronco corto, piernas largas y gran resistencia a la velocidad, cualidades que le sirvieron para integrar el equipo mexicano que compitió en la pista de Ciudad Olímpica, en la Ciudad de México, durante los polémicos Juegos Olímpicos de 1968, considerados como el inicio moderno del atletismo de alto rendimiento.

Sin embargo, pese al talento individual de Castro Cenado, el representativo nacional no logró figurar en las rondas de clasificación y quedaron eliminados muy pronto.

Pese a su velocidad y facultad atlética el velocista de Esperanza ya no figuró en más competencias olímpicas.

Irrumpen Cárdenas, Guevara y Toledo

Veintisiete años después, la escena de la velocidad cambió drásticamente en Sonora con tres casos destacados: Alejandro Cárdenas (Hermosillo), Ana Guevara (Nogales), Juan Pedro Toledo (Huatabampo).

Como triada compacta son recordados por entrenar juntos en el centro de alto rendimiento de la Codeson en la capital de Sonora, pero sobre todo por sus grandes resultados internacionales que los llevaron a múltiples Juegos Olímpicos.

Cárdenas (bronce en 400 metros en Campeonato Mundial Sevilla 1999 y récord nacional mexicano) es considerado el mejor velocista varonil en la historia de México.

A la fecha, es el único atleta de pista y campo sonorense que ha competido en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos. Lamentablemente nunca ganó una medalla, ni individual ni en relevos debido a un declive físico prematuro. Logró encabezar la Subdirección General de Calidad para el Deporte de la Conade en 2009.

Ana Guevara representó el punto de quiebre para la velocidad mexicana con su aparición en la final olímpica de los 400 metros femeniles en Sydney 2000, marcando un tiempo de 49.95 segundos.

Lo mejor estaba por venir cuando en 2003 ganó el campeonato mundial en París, Francia, al detener el cronómetro en 48.87 segundos para convertirse entonces en una de las 10 mujeres que más rápido habían corrido esta distancia en la historia.

Guevara se despidió prematuramente del olimpismo en Atenas 2004 (pese a ser la mejor clasificada del mundo entre 2000 y 2003), conquistando la medalla de plata. Logró extender su carrera un par de años más en competencias continentales y regionales para incursionar desde 2010 en la política.

En el caso de Juan Pedro Toledo, se trata del primer velocista que gana el oro en Juegos Centroamericanos y del Caribe de forma consecutiva (1998 y 2002) en la prueba de los 200 metros, incluyendo el bronce además en los 400 metros.

Toledo compitió en los 400 metros durante los Juegos de Sydney 2000, pero no logró avanzar más allá de la primera ronda. Cuatro años después, en Atenas avanzó hasta la tercera ronda, pero ahora en su mejor distancia: Los 200 metros.

Toledo se retiró del atletismo en 2008, aunque siguió ligado a la Conade como jefe de delegaciones mexicanas y entrenador.

‘Tona’ dejó el fútbol bandera

De niño el atletismo no estaba en los planes de López Álvarez, quien encontró en los 800 metros su más grande obsesión.

“Los 800 metros son muy difíciles. Es una prueba complicada, es lo suficientemente corta como para ir rápido y lo suficientemente larga como para tenerla que aguantar. Entonces son muchas cosas de las que tienes que estar al pendiente, como es muy corta también hay muchos momentos en los que tienes que pensar muy rápido lo que tienes que hacer, donde me meto”, dijo López Álvarez para Récord.

A los ocho años de edad (2005) cuando cursaba el tercer grado de primaria su pasión era el futbol bandera por influencia directa del papá, que era un ávido aficionado del futbol americano.

Esa primera experiencia de atleta recreativo sirvió para que un entrenador detectara su cualidad de resistencia a la velocidad superior a la de lo demás niños. Esta es la base anaeróbica para correr de manera eficiente distancias de 400 y 800 metros en competencias oficiales.

Tras ser detectado su talento, fue inscrito por sus padres en una carrera de 400 metros infantil y despuntó desde el principio con gran zancada y un enorme margen de distancia sobre el resto de sus competidores, que sólo le vieron el polvo porque la competencia fue sobre terracería.

Con el resultado y la recomendación del entrenador sus papás tenían claro que el ‘Tona’ debía salir de los emparrillados para empezar a entrenar metodológicamente el deporte del atletismo, en la disciplina de los 400 metros. Eventualmente sirvió para llevarlo a la cúspide estatal en los 800 metros, y de ahí ya no ha parado.

El sonorense comenzó a destacar en la distancia (no oficial) de mil metros por lo que su entrenador lo cambió a los 800 metros, prueba en la que llegó a su primera Olimpiada Nacional y conquistó el segundo lugar, en certamen realizado en Tijuana, el año 2013.

Tras esta plata, López Álvarez ha conquistado ocho títulos nacionales consecutivos, de 2016 a la fecha, para establecerse como el mejor semifondista de México, condición que lo lleva con una maleta llena de posibilidades para disputar una medalla en una final olímpica.

CURRÍCULO DEL ‘TONA’

• 8 títulos nacionales consecutivos (2016-2024)
• Campeón de la Universiada Mundial (2017)
• Medalla oro en Juegos Centroamericanos (2018)
• Medalla de plata en Juegos Panamericanos 2023

SUS MARCAS

• Mejor tiempo de 2024: 1:44.71 minutos / Los Ángeles, Estados Unidos
• Mejor tiempo personal: 1:43.44 minutos (récord mexicano) / Atlanta, Estados Unidos, 2021