Sydney 2000, ¡primera experiencia periodística en Juegos Olímpicos!
Yo nunca fui deportistas de alto rendimiento, pero mucho o poco, siempre me gustó hacer ejercicio. Cuando mi hermano menor y yo éramos pequeños, mi papá nos llevaba al Deportivo Churubusco en la Ciudad de México y ahí jugábamos basquetbol o nadábamos un rato, aunque más bien lo que hacíamos era jugar en el chapoteadero que, según recuerdo, era una alberca que tenía una parte donde nos podíamos parar así que era divertido.
La primera Inauguración Olímpica que vi, que recuerdo con claridad, fue la de Montreal 1976, después de esos Juegos todas las niñas queríamos ser Nadia Comaneci, saltar en la viga, recibir 10 de calificación y ganar medallas de oro pero, a ninguna nos llevaron a clases de gimnasia… en fin.
Disfrutaba los partidos de tenis en televisión y aunque mi papá era aficionado al futbol, nunca me llamó poderosamente la atención como para convertirme en seguidora de algún equipo, en realidad el deporte del que estuve mucho más cerca de haberlo podido practicar fue el karate porque a mi hermano lo habían inscrito, teníamos menos de 12 años, yo pedí también ir a clases pero, por alguna razón, que ignoro pero supongo, no me inscribieron, así que… bueno.
Durante los tres años en los que cursé el bachillerato, que en mi caso fue el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM), en el plantel Sur, hice un poco de gimnasia artística, ya a esas alturas con cero posibilidades de competir pero me divertía y me ayudó a tener una visión de lo que las gimnastas hacían para ganar, y comencé a correr porque tenía que bajar de peso, lo bajé y me quedó el gusto por correr, aunque tampoco lo hacía con entrenador; quizá estaría contando otra historia…
Cuando decidí estudiar Ciencias de la Comunicación curiosamente nunca pasó por mi mente dedicarme al Periodismo Deportivo, lo que a mí me llamaba la atención era la política y la cultura, al final ambas están dentro del deporte, ¡y vaya de qué manera! En realidad al Periodismo Deportivo caí por mera casualidad, algo así como que yo no lo elegí, él me eligió a mí.
Inicié en la UNAM, en radio, trabajé un tiempo en la Conade y mi primera cobertura fuera del país fueron los Juegos Panamericanos Winnipeg 1999, en Canadá, una ciudad que me encantó, con una organización maravillosa. Vi a Soraya Jiménez ser la segunda mejor del continente, a Ana Gabriela Guevara ser la primera mexicana en ganar oro en los 400 metros, oro también con el clavadista Fernando Platas en trampolín de tres metros, oro con Víctor Estrada en taekwondo en un muy buen combate ante Ángel Matos de Cuba, en fin, no estuve en todas, pero en esos Juegos Panamericanos la Delegación Mexicana ganó 11 oros de las 57 medallas en total.
Me dieron la oportunidad de trabajar en ACIR y con ese equipo, encabezado por Francisco Javier González, en 2000 tuve el viaje más largo hasta ese momento, nos fuimos a Sydney, Australia, al otro lado del mundo, para cubrir los Juegos Olímpicos, unos que serían históricos para México, ¡y para mí!
El viaje fue México-Los Ángeles, cuando todavía, aunque algunos no lo crean, se podía viajar sin visa. De todo el equipo creo que solo dos éramos los que viajamos así, de tal forma que nos quedamos las seis horas de tránsito encerrados en un espacio delimitado por asientos, con un vigilante para que no saliéramos, salvo a comprar algo para comer, cerca, o ir al baño.
¡Me terminé de enamorar de los Olímpicos en Sydney! Para ese entonces ya había viajado a las oficinas del COI en Laussana, Suiza, habíamos platicado, no entrevistado, platicado con Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, visitado el Museo y todo eso me pareció maravilloso, me envolvió, me encantó… vienen en este momento los recuerdos de ese viaje, las imágenes, las sensaciones, hasta los aromas…
En Sydney la diferencia de horarios me mató, varios días estuve como zombie, porque además salía antes del hotel, cuando podía, para caminar por la ciudad, para hacer visitas rápidas, así que dormía poco, pero lo disfruté mucho, realmente mucho.
Para los deportistas no hay nada que se parezca a estar en unos Juegos Olímpicos, para un reportero tampoco, el tiempo pierde sentido, las horas duran minutos, los eventos ocurren uno sobre otro, las distancias se tienen que acortar, el organismo parece también entenderlo y se adapta a la poca, y a veces no precisamente más conveniente comida, que uno le da, las neuronas tienen que conectarse a mayor velocidad, las palabras tienen que salir más rápido, y con sentido, en fin… No se parece a nada.
Como les decía, hacer ejercicio ha sido parte de mi vida, hasta hoy, nunca de alto rendimiento pero me encanta, y recuerdo que en alguna ocasión Arturo Xicoténcatl, que por muchos años trabajo en el periódico Excélsior y fue también colaborador de TUDN, ex nadador, me dijo que antes de viajar a un evento de ese tipo, Centroamericanos, Panamericanos, y Olímpicos sobre todo, hacia también su período de preparación física, y tenía toda la razón.
Cuando yo empecé en esta profesión no había Internet como hoy, los celulares eran unos ladrillos, los mensajes se enviaban por bíper, los reportes para radio se hacían, a veces, en teléfonos públicos y los textos se enviaban por fax.
Hoy es otra cosa, la historia la tenemos en el celular, enviamos videos, fotos, audios, hacemos entrevistas en casa, en fin…
Pero el ambiente sigue siendo único, nada se compara a los Juegos Olímpicos… es un escenario lleno de color, de fiesta, de idiomas, de culturas, donde explotan todas las emociones humanas, o casi todas…
La distancia, la diferencia de horarios, era un reto entonces, hoy, nuevamente con los Juegos al otro lado del mundo, en Tokio 2020, eso no parece ya ser un problema, hoy son otros, y no hace falta decir cuáles.
Sydney fueron los primeros Juegos Olímpicos que cubrí, Atenas 2004 fueron los primeros Juegos Paralímpicos pero eso se los cuento otro día.
Betty Vázquez es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM, con experiencia en Periodismo Deportivo por más de 20 años y coberturas en Juegos Olímpicos, Paralímpicos, Mundiales, Panamericanos y Centroamericanos.