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Semblanza: El Canto de la marcha eterna

 

El deceso fue confirmado a las 13:03 horas (tiempo de Sonora) a través de las redes oficiales del Comité Olímpico Mexicano, que lamentó la pérdida del también miembro ejecutivo del COM.

 

Canto Gudiño lo ganó todo y solo una enfermedad terminal lo pudo vencer. El capitalino que alcanzó la cúspide de su trayectoria en 1984, cimentó su éxito desde 1972, cuando fue campeón nacional infantil con solo trece años de vida.

 

En el preámbulo de su época dorada que fue a la mitad de la década de los años ochenta, Canto conquistó los cetros del torneo Centroamericano y Caribe Juvenil en Caracas 1974 y Xalapa 1977 durante las competencias de diez kilómetros.

 

Con el objetivo de llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, el andarín dominó la prueba de veinte kilómetros en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana 1982.

 

Esa inercia ganadora lo llevó a consagrarse, literalmente, como el mejor marchista del mundo. Reconocimiento que se acuñó con sus logros en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983.

 

Aunque su mejor momento de dicho año fue alzar el título en el Mundial de Atletismo en Helsinki, Finlandia al cronometrar 1:20:49 horas.

 

Posteriormente, enalteció su nombre en el Grand Prix de Softeland realizado en Noruega, donde rompió la marca mundial de la hora con una distancia de quince mil 253 metros, 124 más que el registro del soviético Valdas Kazlauskas.

 

Horas después, superó a un compatriota suyo, Daniel Bautista quien poseía el récord en los veinte kilómetros con un resultado de 1:19:49 horas, pero Cantó lo acortó a 1:18:38.

 

Podio en Los Ángeles ‘84

 

¿Cómo se puede refrendar ser el mejor marchista del orbe? Con la gloria olímpica. Ésta llegó en 1984 cuando Ernesto se enfiló al triunfo en los veinte kilómetros al dejar atrás al italiano Mauricio Damilano y cruzó la meta antes que todos en 1:23:13 horas.

 

No faltó la polémica que intentó demeritar la hazaña del mexicano por la ausencia de los atletas soviéticos en Los Ángeles, quienes decidieron boicotear la justa olímpica en respuesta al rechazo de los estadounidenses hacia la edición de Moscú en 1980.

 

Pero la historia quedó escrita. A la posteridad quedará que hace 36 años Canto tuvo su nombre en letras de oro y vivió uno de los instantes más emotivos de su vida, misma que este viernes 20 de noviembre, llegó a su final.

 

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