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Ritmo Peligroso, la contracultura mexicana en 1968

 

Indudablemente los Beatles fueron la principal causa de ese nuevo “virus” entre los jóvenes de la época que siguiendo los pasos de sus ídolos empezaron una era distinta a través de letras y tonos, pues en aquel entonces se sentían incomprendidos por la sociedad.

 

Así estaba el mundo y esa corriente continuó creciendo en el globo terráqueo con artistas como el guitarrista Jimi Hendrix (activo entre 1963-70), la cantante Janis Joplin (1962-70) y el poeta-vocalista taciturno y líder de los Doors, Jim Morrison (1963-71), curiosamente los tres integrantes del afamado “Club de los 27” –nombre dado a los personajes de la música fallecidos exactamente en esa edad- pero el movimiento apenas estaba surgiendo y vendría una oleada de figuras más.

 

Podemos hacer una larga lista pero resaltaremos a los más importantes empezando como dijimos con los Beatles (1957), Hendrix y Joplin sumando a los Rolling Stones (1962), siendo la punta de lanza, además de Led Zepellin (1968), Deep Purple (1968), Pink Floyd (1965), Yes (1968), Black Sabbath (1968), The Doors (1965), The Who (1964), Jethro Tull (1963), Grateful Dead (1965), The Yarbirds (1963), The Animals (1962), Bread (1968), The Byrds (1964) y Jefferson Airplane (1965).

 

A finales de los sesenta la corriente estaba más fuerte que nunca, aunque ya con el cuarteto de Liverpool en declive, no por su música, sino por sus pensamientos individuales que los llevaron a separarse en 1970 (su último disco lo grabaron en 1969 el “Abbey Road”), sin embargo, en ese momento había más opciones disponibles en el mercado; a nivel mundial el género crecía y reunía cada vez un mayor número de adeptos con el pretexto de ir en “contra de todo”.

 

El impacto no podría pasar desapercibido en México y empezaron a surgir bandas con ese estilo rebelde y “desmadroso” que tanto empezó a gustar a los adolescentes y jóvenes, siendo de los exponentes más importantes “Peace And Love”, los “Dug Dugs” y “Three Souls In My Mind”, portando orgullosamente el estandarte del rock azteca.

 

Esas bandas eran, podríamos decir, los herederos de las viejas glorias en el rock and roll de los cincuentas, pues los compinches de Alex Lora y los originarios de Durango (por eso su nombre de Dug Dugs) eran un seguimiento a grupos que les abrieron el telón como los Rebeldes del Rock (1957), los Teen Tops (1958), los Hooligans (1959), los Locos del Ritmo (1958) o los sonorenses, los Apson (1957); con la etiqueta de que todos ellos saltaron a la fama interpretando covers de grupos estadounidenses.

 

A la par, la tendencia “hippie”, que surgió en la misma década en alusión al amor y paz -en contraparte a las guerras como la de Vietnam- era una tendencia en el mundo  con una identidad llena de pensamientos que rechazaban toda violencia y de la mano con la música, un movimiento que los líderes políticos empezaron a desacreditar por verlo como una peligrosa corriente.

 

En medio de toda esa inclinación en el planeta se avecinaban los Juegos Olímpicos México 1968, a los cuales un gran número de mexicanos estaban oponiéndose, en su mayoría jóvenes universitarios que clamaban por sus derechos y repudiaban la opresión del Gobierno.

 

Todos sabemos el lúgubre final que llenó de tragedia al país en el marco del inicio de los Juegos Olímpicos, que a final de cuentas se llevaron a cabo aunque en un “charco de sangre” por lo ocurrido en Tlatelolco hace 50 años, aquel aciago 2 de octubre de 1968.

 

Podemos decir que de esa manera nació la llamada “contracultura” en México, ya que “Papá Gobierno” empezó a perseguir a todos los músicos y sus seguidores por estar en contra del sistema, pasando por años de oscuridad pero no de austeridad ya que los exponentes y seguidores se las ingeniaron para mantener la corriente viva con los llamados “hoyos funkies”, donde, de manera clandestina, el rock mantenía su sintonía.

 

El “Three Soul In My Mind”, hoy el “Tri”, curiosamente nació exactamente en 1968 en plenos preparativos de los Juegos Olímpicos en México, cuando la situación era una verdadera olla exprés en la República Mexicana, sobre todo en el centro del país, y la música formaba parte integral de la pugna por la libertad de expresión.

 

Autoritarismo

 

La canción de El Tri, “Abuso de Autoridad” es una prueba de la represión y el hostigamiento al cual fue sometida la música en México, en especial el rock, entre las décadas de los sesenta, setenta e incluso ochentas.

 

El líder, fundador, guitarrista-bajista y vocalista de la banda, Alex Lora, plasmó en la letra de esa rola lo que sucedía en el ambiente en nuestro país y a la persecución en la que en un momento dado tuvo que enfrentarse el movimiento y sus seguidores como parte de la llamada “contracultura” en México.

 

Sólo hay que poner atención a varias estrofas que salieron de la mente de Lora pero que eran una realidad. Así lo dijo: “Muchos azules en la ciudad a toda hora queriendo agandallar…no!!! Ya no los queremos ver más… Y las tocadas de rock ya nos las quieren quitar ahora sólo va a poder tocar el hijo de Díaz Ordaz”.

 

Aunque “Abuso de Autoridad” fue publicada oficialmente en el disco “Chavo de Onda” de 1973 –por obvias razones- su letra nos muestra lo que sucedió en ese momento oscuro para el rock de finales de los sesenta y principios de los setenta.

 

El hijo consentido

 

De hecho sobresale la especial mención al vástago del presidente Gustavo Díaz Ordaz (quien gobernó en el sexenio 1963-1970), pues en su mandato fue uno de los mayores represores de la música en gran parte al coraje del que su hijo, Alfredo Díaz Ordaz Borja, era uno de los jóvenes que suspiraban por ese estilo musical.

Incluso, cuenta la leyenda urbana que un año después de la matanza del 2 de octubre, los Doors fueron vetados para tocar en la Plaza de Toros debido a que estaba prohibido cualquier tipo de acontecimiento o concentraciones juveniles luego de los terribles hechos.

 

Pero Alfredo, siendo el hijo del mandatario, fue uno de los poco favorecidos que pudo ver en vivo a Morrison y compañía, pues acudió a un concierto de las “Puertas” en un pequeño lugar de la colonia del Valle; se cuenta, que luego de cinco noches presentándose, los mismísimos músicos estuvieron en Los Pinos en donde fumaron hierba en el despacho del Presidente.

 

En 1971 (11 y 12 de septiembre) el poder de la música en la nación fue tal que llevó a realizar el llamado “Woodstock Mexicano” (el Woodstock original fue un año antes en Estados Unidos), el “Festival Rock y Ruedas de Avándaro”, que reunió a decenas de bandas en una orgía musical que a final de cuentas fue repudiada por el Gobierno y satanizada aunque la realidad fue otra pues no hubo nada más allá del uso de drogas, sexo y rock and roll, algo acordado previamente.

 

Por eso cabe resaltar la cita de Lora que ahora cobra más fuerza y no deja espacio a la duda sobre la situación que imperaba en México y la cual no paró hasta mediados y finales de los ochentas en donde surgieron varias agrupaciones como Ritmo Peligroso, Chac Mol, Botellita de Jerez, Caifanes, Café Tacuba, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Kenny y los Eléctricos, Los Amantes de Lola, El Haragán y Compañía, Víctimas del Doctor Cerebro y La Lupita, por citar al algunos, para dar paso a una nueva “Época de Oro” del rock mexicano. 

 

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