Mis cinco sacrificados
La prelista del técnico colombiano la conforman los porteros: Guillermo Ochoa, Alfredo Talavera y Jesús Corona; Defensas: Néstor Araujo, Diego Reyes, Héctor Moreno, Miguel Layún, Carlos Salcedo, Oswaldo Alanís, Jesús Gallardo, Hugo Ayala y Edson Álvarez.
Medios: Rafael Márquez, Andrés Guardado, Héctor Herrera, Jonathan dos Santos, Marco Fabián, Giovani dos Santos, Jesús Molina y Érick Gutiérrez; Delanteros: Hirving Lozano, Jesús Corona, Oribe Peralta, Carlos Vela, Raúl Jiménez, Javier Hernández, Javier Aquino y Jürgen Damm.
De los 28 jugadores convocados aún habrá un recorte de cinco futbolistas que se quedarán sin Mundial, y la lista que se tenía prevista se diera ya con los 23 convocados finales, se tuvo que acrecentar producto de las lesiones que presentan Guardado, Araujo, Reyes y los hermanos Dos Santos.
Por ésta razón existen cinco jugadores que están en la cuerda floja, y que intentando descifrar la forma en la que juega el entrenador cafetero mis cinco sacrificados tendrían que ser, siempre y cuando los lesionados se recuperen satisfactoriamente: Hugo Ayala, Edson Álvarez, Érick Gutiérrez, Oribe Peralta y Jürgen Damm.
Al tener a siete centrales en su prelista, es necesario dejar fuera a uno o dos, que serían Hugo Ayala y Edson Álvarez, el primero porque Alanís al final le ganaría la carrera por ser zurdo natural, mientras que el defensivo de las Águilas se quedaría sin ir a Rusia por su notable baja de juego que acusó con la Liga MX, hasta el punto de ser suplente con el cuadro americanista.
Érick Gutiérrez, la única sorpresa de la convocatoria, fue llamado únicamente como sustituto de Andrés Guardado, si el jugador de Sevilla se recupera, el de los Tuzos no tiene forma de cómo ir a Rusia.
Oribe Peralta tuvo uno de sus peores torneos que yo recuerde en el futbol mexicano, y no está al nivel de disputar un Mundial, lo cual le daría la razón perfecta a Osorio para evitar llevar tres centros delanteros a la competición, lo cual es algo que el entrenador del TRI preferiría no hacerlo.
Port último, el joven Jürgen Damm sería el quinto sacrificado al tener por delante de él, nombres como Hirving Lozano, Carlos Vela, Jesús Corona y Javier Aquino, ahí el veloz jugador universitario no tiene oportunidad de ganarse un puesto o de si quiera contar con minutos en la justa mundialista.
Mucha polémica causaron las no convocatorias de José Juan “Gallito” Vázquez y de Rodolfo Pizarro, pero en el caso del recién campeón del futbol mexicano con el equipo santista, la lógica diría que no debería ir, sobre todo porque no fue contemplado en todo el ciclo mundialista con Juan Carlos Osorio, además que en el sistema de juego que busca implementar el colombiano se acomoda una figura más como la del hermosillense Jesús Molina, sobre todo por su “dominante” juego aéreo, y no me gusta escuchar o leer los argumentos de que si fuera por la altura, entonces N’Golo Kanté no jugaría, porque seamos realistas, “El Gallito” ni juega en el Chelsea ni es de la talla del francés, así que no cabe esa comparación.
Por su parte, Rodolfo Pizarro sí tuvo varias oportunidades de mostrarse con la Selección Mexicana, y nunca pudo aprovecharlas ni consagrarse como una pieza fundamental con el cuadro tricolor, a diferencia de lo importante que es en su club, y su examen más importante la tuvo en la Copa de Oro 2017, donde no sobresalió ni pudo comandar a ese equipo a una participación destacada.
Por último, soy de los que SÍ llevarían a Rafael Márquez a su quinta Copa del Mundo, sobre todo por la jerarquía que tiene en el vestidor y lo que todavía podría aportar en ése grupo de jugadores, que sin duda ven en la figura del “Káiser” una motivación extra y un símbolo que no podría faltar en Rusia.
Una mención aparte y muy especial se merecen los dos sonorenses y orgullosamente hermosillenses, Jesús Molina y Jesús Corona, al estar dentro de la prelista para la Copa Mundial, y que tienen las credenciales suficientes para ser de los 23 convocados a disputar el certamen en Rusia, FELICIDADES a ambos.
*Disfruto los deportes, pero más aquel donde se patea un balón y lo demás es felicidad pura.