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Kaepernick, el mariscal contra el racismo

 

El mariscal de campo de 49ers fue iluminado por los reflectores desde el inicio de su carrera. Tras un primer año discreto, a partir de su segunda temporada en 2012 comenzó a demostrar que se trataba de un jugador diferente, sus cualidades físicas y su preparación atlética lo hacían distinto.

 

Tuvo un par de años con buenos números, y entre 2013 y 2014 se ubicó como uno de los mariscales de campo “top” de la liga, incluso llevó a los 49ers al Super Bowl, aunque el juego más importante de su carrera lo perdió. Después de eso su rendimiento deportivo ha venido a la baja desde 2015.

 

Kaepernick  tiene una historia de vida difícil, quizá eso hizo que su carácter se fortaleciera y aprendiera a luchar por sus ideales. De niño fue adoptado y por su tez obscura sufrió en ocasiones rechazo, sus padres adoptivos son de piel blanca, pero fue educado con valores.

 

Hoy, con 28 años, ya no es protagonista por sus logros deportivos, sino por su compromiso social a favor de la causa afroamericana, víctima de racismo en Estados Unidos.

 

Actualmente, Kaepernick se está convirtiendo en una especie de símbolo de la comunidad afroamericana en el deporte estadounidense. Su posición con una rodilla en el suelo al entonarse el himno de Estados Unidos en cada partido de la NFL, manda un mensaje de protesta pacífica. Es un alzar la voz sin emitir sonido.

 

El impacto mediático ha provocado que cada vez más deportistas estadounidenses se unan a una causa común, el alto a la violencia hacia la comunidad afroamericana.

 

Pero esta no es la primera vez que un deportista manifiesta sus posturas políticas y compromiso social, ya antes lo hicieron los atletas medallistas en los Juegos Olímpicos México 1968, Tommie Smith y John Carlos, al elevar un puño con un guante negro en la ceremonia de premiación.

 

Otros deportistas también han sido interlocutores de toda una sociedad, como la gimnasta Vera Caslavska, medallista también en México 1968 y una de las principales voces de protesta de la población checa en contra de la invasión soviética poco antes de los Juegos Olímpicos de ese año; o el mismo Muhammad Alí, defensor de la causa afroamericana.

 

En las épocas de crisis, siempre hay figuras que asumen de líderes morales, son personajes que llenan de esperanza y fortalecen los ideales en la búsqueda de causas justas y en este caso, Kaepernick demuestra querer asumir esa posición, aunque sea desde la banca de suplentes de los 49ers de San Francisco.

 

En todo este remolino creado por Kaepernick en el deporte estadounidense a semanas de las elecciones presidenciales en el país del norte, algunos detractores cuestionarán su posición, quizá causará malestar e incomodará a quienes quieren separar el deporte de la política.

 

Pero en cuestiones que se refieren a luchar por una vida digna, claro que se debe justificar las manifestaciones pacíficas de figuras públicas como lo son deportistas, artistas, escritores, intelectuales y científicos, muchos ya lo han hecho en diversas ocasiones, y han aprovechado su posición para que su voz sea la de quienes sufren injusticias y difícilmente serán escuchados.

 

En México hacen falta deportistas que asuman de líder (con calidad moral) para levantar la voz por los indígenas del país, que se preocupe por enviar un mensaje para que los inmigrantes centroamericanos que llegan a México o los mexicanos que cruzan a Estados Unidos tengan un mejor trato.

 

Cierto, no es un tema sencillo ni es poca cosa ser interlocutor de una población vulnerable desde la “trinchera” del deporte mexicano (y menos si la política lanza guiños que signifiquen puestos o cargos), pero sí sería esperanzador que alguien asuma ese compromiso social y envíe mensajes que hablen por los desprotegidos.

 

Twitter: @jlsibaja

 

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