Juegos Olímpicos en la era del boicot
Los Juegos Olímpicos de la era moderna nacieron en Atenas 1896 en un ámbito de paz y armonía que se mantuvo en los primeros años del siglo XX, hasta que estalló la Primera Guerra Mundial que imposibilitó la celebración de la justa deportiva cuatrienal correspondiente a 1916.
Apuradamente, el movimiento olímpico revivió y se celebraron cuatro ediciones olímpicas entre 1920 y 1936, hasta que inició la Segunda Guerra Mundial que impidió la realización de los juegos programados en 1940 y 1944.
En la era de la postguerra, el movimiento olímpico se renovó a la par de nuevo orden mundial, con nuevos países, diferentes banderas, y, sobre todo, ideologías políticas opuestas que dividieron la geografía principalmente en Europa.
Los primeros Juegos Olímpicos de la postguerra se realizaron en Londres 1948, pero la Unión Soviética no participó, sino hasta Helsinki 1952, y a partir de esa edición la URSS reclamó el protagonismo a Estados Unidos, no sólo en lo referente al número de medallas conquistadas, sino también en el proselitismo implícito en los logros deportivos.
Moscú 1980 y Los Ángeles 1984
En este contexto, la mayor crisis enfrentada por el Comité Olímpico Internacional (COI) y el movimiento olímpico llegó en la década de los ochenta, luego que el presidente estadounidense Jimmy Carter llamó al boicot de los Juegos Olímpicos Moscú 1980 como protesta por la invasión soviética a Afganistán en diciembre de 1979.
De entre todos los países que apoyaron la iniciativa estadounidense, solamente Gran Bretaña y Australia dieron libertad a sus deportistas de elegir su participación en la cita olímpica del verano de 1980.
Finalmente 65 países, la mayoría aliados de Estados Unidos y casi todos los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no asistieron a Moscú 1980, cita en la que solamente participaron 80 naciones, la cifra más baja desde Melbourne 1956.
Como se podía anticipar, la URSS y la gran mayoría de los países del Pacto de Varsovia, excepto Rumania y Yugoslavia, boicotearon los Juegos Olímpicos Los Ángeles 1984, aunque, a falta de una justificación sólida, argumentaron la falta de seguridad de la que dispondrían los deportistas de dichos países.
Sin embargo, a pesar de que catorce países renunciaron a participar, se trataba de naciones que habían ganado el 58% de las medallas de oro de Montreal 1976 (solamente la URSS había conquistado 49 metales dorados entonces).
Los deportes que resultaron más afectados por el boicot en Los Ángeles 1984 fueron levantamiento de pesas, handbol, lucha, gimnasia y atletismo.
Expediente Montreal 1976
Previo a los dos boicots de los años ochenta, que serían de los últimos vestigios de la Guerra Fría entre los bloques encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética, en 1976 surgió otro movimiento que involucró a la política y el deporte y que puso en vilo la organización de los Juegos Olímpicos.
Entonces, el dictador de Tanzania, Julius Nyerere, llamó al boicot de los Juegos Olímpicos Montreal 1976 a los países africanos como protesta porque el equipo de rugby de Nueva Zelanda había disputado unos partidos en Sudáfrica, país que practicaba la política racial conocida como Apartheid.
Nyerere solicitó que Nueva Zelanda no participara en los Juegos Olímpicos por tal acción, con el argumento que el Comité Olímpico Internacional ya había expulsado a Sudáfrica del movimiento olímpico.
El COI no apoyó la protesta de los países africanos y 22 naciones decidieron no asistir a Montreal 1976, solamente representaron al continente las delegaciones deportivas de Senegal y Costa de Marfil.