Mucho fue el sufrimiento, pero tras finalizar el tiempo regular empatado 1-1, en tiros penales Brasil ganó 5-4 (6-5, marcador global) a Alemania para finalmente conquistar la medalla de oro en Juegos Olímpicos, único título que le hacía falta en su brillante palmarés.

En el mismo escenario donde Uruguay venció 2-1 a Brasil en la Copa del Mundo de 1950, y dos años después de que Alemania goleara al “Scratch” en cuartos de final en el Campeonato Mundial de futbol, la “Verdeamarelha” ya sabe lo que es la gloria olímpica.

Con las gradas del Maracaná pintadas de amarillo y vibrando con los cantos y el sonido seco y opaco de miles de voces que gritaban “Brasil, Brasil”, la escuadra anfitriona comenzó a elaborar su juego, de acompañamiento, adornado con un toque técnico celebrado desde la tribuna.

Brasil, guiado por Neymar, por quien pasaban todas las pelotas en la elaboración del ataque, recuperaba rápido el balón y tenía mayor posesión, pero Alemania fue el primero en crear real peligro con remate al travesaño en disparo desde afuera del área de Julian Brandt.

El combinado brasileño mantuvo cierto dominio, y cuando Alemania comenzaba a equilibrar, Neymar cobró una falta de forma magistral al colocar el balón en el ángulo superior derecho para poner en ventaja a Brasil al minuto 26.

Alemania, lejos de verse sacudido, y aún con el público en contra, de inmediato reaccionó y estuvo cerca de marcar, primero con una acción dentro del área chica brasileña y luego con otro impacto al travesaño en cabezazo de Serge Gnabry.

Los minutos finales del primer tiempo y los primeros de la segunda parte, no fueron del todo diferentes, Brasil basó su ataque en el acompañamiento y en los pases al espacio para hacer daño, mientras Alemania elaboraba más ataque.

Al minuto 59, Alemania aprovechó un error defensivo brasileño en su salida y empató con remate de Maximilian Meyer dentro del área en servicio por derecha.

Los últimos quince minutos fueron tensos y los tiempos extra, rayaron en el drama y el temor a un nuevo fracaso.

En tiros penales ambos equipos machaban con paso perfecto, hasta que el cuarto disparo ejecutado por el alemán Nils Petersen fue atajado por Weverton; Neymar tomó el balón y sacudió las redes y los fantasmas del Maracaná para anotar el gol que representó la medalla de oro para Brasil.