Columna

El ocaso del Jr.

Es una ilusión que vivirá eternamente bajo la sombra del Santo Patrono del Boxeo Mexicano: JC Chávez.

Jr. comprobó lo que durante catorce años se ha hablado y documentado sobre él; que es un niño rico criado con cuchara de plata que nunca sufrió la miseria requerida para que la lucha por triunfar y sobrevivir sacará de él lo que su persona ya no puede sobre el ring: carácter y tesón ante el castigo.

Su esperada pelea contra Saúl “Canelo” Álvarez (la principal atracción del boxeo), terminó como un engaño y el principal culpable es él, junto su consejero Al Haymon y Golden Boy Promotions.

La enorme expectativa que el combate despertó en la conciencia de millones de aficionados en México, y en Estados Unidos, estaba fuertemente fundada sobre la mitología en torno a su papá y la necesidad de los mexicanos por contar con ese tipo de figuras que rayan en lo sacrosanto, como un bastión de esperanza.

Otra parte del interés radicó en el atractivo mundial de ver el ascenso  de “Canelo” Álvarez ante un rival mexicano con el que engendró una rivalidad orgánica de 2011 a la fecha y ante quien podría disputar la supremacía por ser proclamado como el nuevo “campeón del pueblo” en las festividades mexicanas del 5 de Mayo.

Nada fue así, todo fue un fiasco de proporciones monumentales.

Sí el ostracismo es el destino para Chávez Jr. debería exiliarse del boxeo, pero no será fácil.

Para empezar, sigue cargando un nombre que resuena entre la afición y siempre habrá un promotor que encuentre el tiempo y el pretexto adecuado para que regrese a los encordados.

El problema es que su desempeño falto de alma, corazón y determinación fue históricamente tan malo que dudo mucho que la Comisión Atlética de Las Vegas le vuelva a proporcionar una licencia para boxear.

Dudo también que la cadena HBO lo vuelva a presentar en una función de pago por evento, esto es imposible en el corto plazo, incluso dudo mucho que lo coloque en su programación abierta de HBO Boxing After Dark.

 

Mediocre

Por ética, no se debe como profesional con una década de experiencia y 54 peleas salir a dar un espectáculo tan decadente conociendo las implicaciones del compromiso.

Chávez Jr. no ganó un solo minuto contra “Canelo”, quien quizá sea el menos culpable de este resultado.

A la par de haber perdido todos los doce rounds, las cifras del reporte CompuBox exponen una radiografía cuantitativa de qué tan malo y desinteresado por pelear es ahora Chávez Jr.

Álvarez acertó 228 golpes en total (38%), por tan sólo 71 de su rival (23.5%), de esos 145 fueron de poder (43%), por apenas 56 de Chávez Jr. (30.4%).

“Canelo”, el agresor efectivo, lanzó 604 golpes a lo largo de toda la pelea mientras que su antagonista apenas se esforzó por tirar 302 puñetazos, la gran mayoría de estos sin la intención de provocar daño.

Previo al pleito Chávez Jr. estaba calificado por CompuBox como el boxeador en activo que conectaba el más alto porcentaje de sus golpes, el 41% y la segunda tasa más alta en golpes de poder, el 48.1%.

A pesar de que sabía que estaba abajo en las tarjetas 90-81 al término del noveno round Chávez Jr. apenas produjo un volumen de golpeo de 13 golpes acertados en los rounds 10, 11 y 12. Canelo lo golpeó a placer 57 veces, bajando incluso la frecuencia y el poder que le ponía a cada impacto, sólo para permitirle a su rival terminar de pie como hombre apaleado.

Chávez Jr. nunca estuvo mentalmente enfocado en agredir al “Canelo”, y estoy casi seguro que no fue por incapacidad, mucho menos por el esfuerzo que realizó para marcar 164 libras (se subió a pelear con 178 libras en peso rehidratado).

Simplemente el Jr. no quiso pelear porque ha perdido el espíritu de gladiador que alguna vez dejó ver.

El decano Steve Bunce, cronista para la TV de Inglaterra en Box Nation, lo advirtió desde el segundo round: “Una vez fue un derrotista, siempre será un derrotista”.

Los guerreros no son cobardes, tú sí Jr.

 

Analista de boxeo para Grada Norte

 

* En el siglo 18 el boxeo era llamado la ‘Ciencia Dulce’, gracias a la obra Boxiana (1813-1828) del periodista británico Pierce Egan.

 

Twitter: @morpheus_mx1

 

 

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