Columna

El día que pisé por primera vez la cárcel

En ocasiones, la pasión que muchos sentimos por algún deporte, nos hace practicarlo en terrenos de tierra, pasto o cemento; bajo la lluvia, bajo los rayos del sol y arriba de 45 grados centígrados, o incluso dentro de la cárcel.

La “inconsciencia”, que prefiero llamarla pasión, que tenemos por disfrutar el deporte que amamos, nos hace llevarlos a niveles insospechados, incluso hasta “arriesgar” nuestra integridad al practicarlo.

Pero hay muchos mitos en torno a lo que ocurre dentro de aquellas paredes… que si te van a lesionar porque son “presidiarios” y juegan “rudo”; que si vas a salir “limpio” de allá adentro porque te van a quitar lo que lleves, incluso los tenis o taquetes; que si los ves con mala cara “no sales vivo” de ahí, en fin, muchos cuentos y demás teorías acerca de practicar un deporte dentro de la cárcel.

A mí no me toca juzgar lo que hayan hecho o no, pero en torno a lo que ocurre cuando vas a jugar contra el “equipo de los reos”, mis experiencias han sido totalmente alejadas a lo que había escuchado antes de vivirlo en carne propia.

No voy a decir que no sentía nervios o hasta miedo de ir a jugar ahí; el sentimiento que ocasiona caminar por las celdas donde hay de entre cinco hasta diez personas encerradas, es de los sentimientos más amargos que se puedan llegar a sentir; la adrenalina corre al ver las caras de aquellos que por un motivo u otro se encuentran cumpliendo su sentencia atrás de los barrotes.

La verdad es que si me enfoco totalmente a lo que respecta en lo ocurrido dentro del terreno de juego, puedo decir que “el equipo de los reos” es uno de los más limpios que puedes llegar a enfrentar, ellos se dedican a jugar y a disfrutar los 90 minutos que les dan “libertad” cada siete días; para ellos es un privilegio y así lo demuestran.

Cada entrada dura la hacen siempre buscando el balón, y si por alguna razón hay un “choque” o lesión del rival, se les ve la cara de preocupación porque no pase a mayores, todo por tener la dicha de hacer el próximo fin de semana lo que tanto aman, en este caso, jugar al futbol y sentir la “libertad” de poder practicarlo una vez más y alejarlos, por lo menos 90 minutos, de aquella realidad que les toca vivir dentro de una cárcel; eso es lo que provocan los deportes, y por esa razón mucho vivimos para ellos.

*Comunicador deportivo con siete años de experiencia en los medios de comunicación y toda una vida practicando y disfrutando los deportes. Trabajó para Grupo Acir y Periódico El Imparcial.

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