Columna

El desgaste acabó gestión de Peláez en el América

 

En su faceta de directivo llegó al América en noviembre de 2011, cuando el equipo arrastraba los efectos de la peor crisis de su historia, con torneos en los últimos lugares de la tabla de posiciones, con un potencial problema con el cociente en la tabla del descenso y con un plantel bastante mediocre.

 

Con su llegada al poco tiempo se notó su capacidad en la toma de buenas decisiones en el escritorio, de la misma forma en que definía dentro del área en su época de delantero, con mucha inteligencia en sus movimientos. Pronto Peláez encontró el rumbo que debía tomar el equipo a futuro.

 

Llegaron las contrataciones, casi todas muy acertadas, y se abrió la oportunidad a las fuerzas básicas del Nido, así llegaron al primer equipo elementos que hoy juegan en Europa (Diego Reyes y Raúl Jiménez).

 

Sin duda el mejor momento en la gestión de Peláez llegó en el Clausura 2013, con el campeonato que conquistó el América en una épica y memorable batalla con Cruz Azul en el estadio Azteca. Ahí, en ese mismo momento, el americanismo resurgió y con los siguientes éxitos deportivos, los aficionados respondieron.

 

Pero la curva comenzó a descender cuando un año después Peláez empezó a tomar decisiones equivocadas. Poco antes de la final del Apertura 2014 se anunció que para el siguiente torneo ya no entraban en planes Jesús Molina, Luis Ángel “Quick” Mendoza, jugadores importantes en los dos títulos de liga.

 

Aun con el inoportuno anuncio previo a una final, Molina y Mendoza mostraron su profesionalismo y fueron determinantes en el campeonato ganado a Tigres ese certamen.

 

Desde ese segundo semestre del 2014 intentó renovar el plantel, cuando parecía no ser necesario, y se equivocó al no darle continuidad a los proyectos de los directores técnicos que llegaron al banquillo: Antonio Mohamed, Gustavo Matosas, Ignacio Ambriz y actualmente Ricardo Lavolpe.

 

Aun cuando llegaron otros títulos (Concachampions) y la participación en dos Mundiales de Clubes, los cambios de rumbo cortaron proyectos de tajo, sin que llegaran a su madurez.

 

Como consecuencia, al plantel llegaban continuamente jugadores requeridos por los técnicos en turno, estrategas que luego se marcharían, y en muchas ocasiones de forma inexplicable e injustificable, se dejaron ir elementos importantes, el caso más reciente es el portero Moisés Muñoz.

 

Y aunque desde la llegada de Peláez en lo deportivo América es un equipo protagonista y siempre aspirante al título, algo se perdió en el camino que no deja satisfecho a la afición americanista. Es evidente la división de opiniones que genera el trabajo de Lavolpe y la forma de interpretar el futbol del actual plantel.

 

Ante este panorama Peláez decidió poner fin a su etapa como directivo del Club América, de forma honesta anunció que al finalizar el Clausura 2017 dejará el cargo en el que en los dos últimos años comenzó a mostrarse desgastado.

 

Con su salida un ciclo habrá finalizado y quien tome su lugar tendrá un compromiso mayor, los resultados y los títulos (legado de Peláez) son el principal parámetro para el nuevo Presidente Deportivo, pero también consolidar proyectos sin vaivenes.

 

Columna publicada por @jlsibaja en Periódico Expreso el 27 de abril de 2017.

 

 

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