Columna

Dodgers vs Rays WS2020: Dave Roberts o el moderno Prometeo

Cuidado… el beisbol es sabio y castiga.

El zurdo mexicano demostró estar probado para situaciones fuertes. Atrás quedó el apodo de “teenager” el cual recibió cuando recién subió al equipo grande y por eso merecía sacar el último out de la quinta entrada para aspirar a ser el pitcher ganador en el cuarto juego del Clásico de Otoño 2020. Era cuestión de honor.

Y aunque el deporte de los bats y las pelotas cada vez es menos de corazonadas y más de números, las cifras tampoco son definitorias y también se equivocan; no dejan de ser un simple volado, entonces a veces es necesario dejarse llevarse por el instinto.

No sabremos nunca si los hechos hubieran cambiado de mantenerse el sinaloense en la loma (permitió dos carreras en 4.2 innings con cuatro hits y nueve ponches por una sola caminata), pero eso sale sobrando, porque, como decimos entre los camaradas, “la intención es la que cuenta”.

De todas maneras, y bajo la tan mencionada sabermetría, por la cual se rige el rey de los deportes hoy en día, los Dodgers fracasaron. El triunfo cayó desmoronado en el fango debido a un desastroso bullpen que toleró seis carreras en cuatro entradas, incluyendo dos palos de vuelta entera contra Pedro Báez, lo cual nos hizo recordar cuando Tom LaSorda apostaba por Tom Niedenfuer pese al antecedente de desencadenar varias catástrofes como la que acabamos de presenciar.

Y para no dejar sentido a nadie Kenley Jansen, quien a la postre cargó con el revés, hizo también de las suyas en el noveno y borró de un tajo lo hecho por la ofensiva, que respondió para ganar.

Aunque en esta época, de un beisbol distinto, con el librito guardado en el cajón y la computadora prendida las 24 horas del día, salta la pregunta al aire: ¿Verdaderamente Roberts maneja al equipo o bien desde las “alturas” le ordenan los pasos a seguir?

Quizá así es, y sin saberlo, tanto la afición como los cronistas, atacamos a placer al estadounidense-japonés sin tener como dicen “vela en el entierro” o conciencia propia.

Podemos compararlo con el icónico monstruo creado por el doctor Frankenstein -que en realidad nunca tuvo nombre- formado por retazos humanos, manso, manejable, incapaz de sobreponerse al “amo”.

Sin embargo, el final de la clásica novela escrita por la inglesa Mary W. Shelley (llamado originalmente Frankenstein o el Moderno Prometeo de 1823) la criatura entra en rebeldía y ya con su propio pensamiento decidió irse lejos, muy lejos, fuera del alcance de los demás.

Aplicando una analogía… ¿Pasará lo mismo con Roberts cuando deje a los Dodgers?

 

La tradición sigue viva

 

En las tres actuaciones de los Dodgers en Serie Mundial, previas a la de este 2020, hubo juegos para la historia como sacados de una cinta de Hollywood: en 1988 frente a los Atléticos, en el 2017 ante los Astros, y el 2018 contra los Medias Rojas.

Trasladándonos a 1988, en el duelo de apertura del Clásico de Otoño, la figura casi fantasmal de Kirk Gibson salió del dugout sufriendo el dolor de una pierna lastimada, y aunque entró a batear rengueando, pudo más su coraje y pundonor para conectarle un jonrón de dos carreras con dos outs en la novena al entonces indescifrable taponero Dennis Eckersley, dándole a los Dodgers un heroico triunfo de 4-3 sobre Oakland.

Gibson recorrió las bases cojeando, una imagen inolvidable que nunca nos cansaremos de ver.

En el 2017 tuvo lugar aquel que para muchos ha sido el mejor partido en un Clásico de Otoño, cuando Houston les ganó 13-12 a los Dodgers en un encuentro lleno de jugadas de locura, plagado de volteretas, no apto para cardiacos.

Luego, en la Serie Mundial 2018, presenciamos un juego maratónico de más de siete horas y 18 entradas en el que Los Ángeles venció 3-2 a los patirrojos con un cuadrangular de Max Muncy.

Este año no podía excluirse un duelo de esa naturaleza con los Dodgers en la Serie Mundial y lo vivimos la noche de este sábado luego de la espectacular victoria de los Rays de Tampa Bay 8-7 con dos outs en la parte baja de la novena entrada para igualar 2-2 la edición del 2020 en unas de las conclusiones más inesperadas de la historia de los Clásicos de Otoño.

El juego nos colocó al borde la butaca de principio a fin hasta la última jugada cuando en las “botas” de Randy Arozarena cayó para Tampa Bay la carrera de la diferencia gracias a un error del jardinero central Chris Taylor ante la incredulidad de los Dodgers.

El epílogo empezó cuando el desconocido Brett Phillips prácticamente salió de ultratumba para disparar un sencillo de oro que nos hizo recordar a otros peloteros con el solgan de “don nadie” como Kurt Bevacqua (Padres de San Diego) y Tom Lawless (Cardenales de San Luis) quienes tuvieron su minuto de fama al pegar cuadrangulares en los Clásicos de Otoño de 1984 y 1987, respectivamente. Tras eso volvieron a perderse en el anonimato.

 

Para los anales

 

Las siete carreras de los Dodgers llegaron cuando había dos outs, y por si fuera poco anotaron en los últimos cuatro episodios, de la quinta (1), sexta (1), séptima (2) y octava (1).

El segunda base de los Rays, Brandon Lowe, subió al liderato de jonrones y remolcadas de la Serie Mundial 2020 tras pegar su tercer cañonazo fuera del parque en la sexta entrada, con dos corredores en los senderos, para llegar a seis producidas.

De los 15 hits de los Dodgers ocho los pegaron el segundo y tercero en el orden pues Corey Seager y Justin Turner conectaron cuatro cada uno, incluyendo un vuelacercas solitario por cabeza.

Es la tercera ocasión que dos compañeros de equipo, subsecuentes en el line up, disparan ocho o más imparables en un juego de Serie Mundial; la última vez fue en 1982 cuando la dupla de los Cerveceros de Milwaukee, Paul Molitor y Robin Yount, sumaron nueve imparables, cinco del primero y cuatro del segundo ante los Cardenales.

Para el shortsop de Los Ángeles fue su octavo palo de vuelta entera en la actual postemporada, por lo que momentáneamente compartió el récord de MLB al lado de Barry Bonds (2002), Carlos Beltrán (2011), Nelson Cruz (2011) y Randy Arozarena (2020).

Algo que no duró mucho pues apenas una entrada después el cubano se convirtió en el en el número uno tras zarandear su noveno palo de vuelta entera. La víctima fue el mexicano Julio Urías.

El pitcher azteca y el cubano ya se habían enfrentado hace algunos años, cuando apenas soñaban con estar en las Ligas Mayores, eso fue en un torneo internacional juvenil en Lagos de Moreno, Jalisco.

Aquella vez el zurdo sinaloense lo dominó con un elevado, pero hoy las cosas favorecieron al isleño quien le bateó de 2-2 porque además del garrotazo le asestó un sencillo.

Veremos quién logrará colocarse arriba 3-2 en la Serie Mundial 2020 cuando el domingo Clayton Kershaw y Troy Glasnow repitan el duelo del primer juego; el pleybol está programado para las 5:08 de la tarde en el Global Life Field de Arlington, Texas. En el quinto desafío los Dodgers saldrán por última vez como equipo huésped y los Rays serán la novena de casa.

 

Arturo Llanes Reyes es cronista deportivo sonorense con más de 20 años de experiencia como editor, coeditor y reportero de los periódicos El Independiente, Cambio Sonora y Expreso.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticias relacionadas