Un día antes que se inaugurara el Mundial 2018 con el Rusia vs Arabia Saudita, Gianni Infantino, Presidente de la FIFA, y compañía dieron a conocer que la Federación de Marruecos se quedaría con las ganas de ser los anfitriones.

Esta elección nos remite a la eterna analogía de las perspectivas, si, la del ‘vaso medio vacío o medio lleno’, cierto es que, como aficionados al futbol debemos estar orgullosos porque México será el primer país en llevar a cabo tres Copas del Mundo, no obstante, las formas, así como las condiciones impuestas dejan un sabor de boca ‘medio’ agradable.

En dicha justa mundialista se disputarán ochenta juegos y aquí, el ‘ganón’ es Estados Unidos, que tendrá sesenta cotejos; mientras que las dos naciones restantes se quedarán con solo diez conforme a la logística original del torneo. 

Para la historia futbolística de México, que, sin duda, es mayor a la del resto de Norteamérica, diez partidos son una infamia, muy por debajo de la capacidad de nuestro país, ¿vale la pena ser el país con más mundiales a cambio de quedarnos con puras migajas?

Eso no es todo, para esta edición, el señor Infantino tuvo la ‘grandiosa idea’ de aumentar las selecciones participantes de 32 a 48; queda claro que Infantino sería un gran político, porque es una manera de ‘democratizar el futbol’ hacerlo accesible a todos, pero sucede que, el balompié, como todo deporte es una competencia y al aumentar los participantes se pone en declive la competitividad de los torneos.

El futbol posee una esencia noble y claramente la están tergiversando, no solo se trata de añadir más países, también, es necesario elevar el nivel de competencia de todas las federaciones, de lo contrario, solo se abarata un deporte tan hermoso.

Muchos aficionados hoy en día se quejan de partidos en Fases de Grupos como Rusia vs Arabia Saudita… más vale que no hagamos reproche porque en el 2026 podríamos ver un Nicaragua frente a Siria en la cancha del Estadio Azteca, ambas selecciones sin el nivel (conforme a lo que han mostrado) para trascender.

Y no, no es estar en contra de algunos países en particular, el asistir a una Copa del Mundo debe ser una cuestión de mérito, esfuerzo, por eso, hoy se rememoran muchas anécdotas de grandes hazañas y fracasos, concretamente, en el 2018, los casos de Islandia, Perú, Panamá, así como la contraparte de Holanda, Estados Unidos, Italia y Chile.

Con los 48 cupos, habrá que decirle adiós a las maratónicas últimas jornadas de Eliminatorias, a la tensión y nervios de ver triunfar a tu equipo o ver caer al acérrimo rival.

Resulta curioso, por último, que Concacaf sea una de las confederaciones más débiles en el plano internacional, sin embargo, dos de sus miembros más poderosos: Estados Unidos y México tengan cupo automático por ser sede, lo que nos hace preguntarnos ¿Qué nivel de representativos sacarán provecho de la ‘vía libre’ que se les presenta?

Canadá y Catar (Anfitrión Mundial 2022) entendieron el modelo de negocio del futbol moderno: “Si no puedo calificar deportivamente, me hago anfitrión y tengo un lugar seguro”.

Tendremos que disfrutar de la Copa del Mundo, eso es innegable, pero nunca olvidar que están prostituyendo a este deporte.