Atletas sonorenses dejan un sinfín de emociones en Panamericanos de Lima
En total fueron ocho los deportistas originarios de Sonora los que lograron colgarse algún metal en el cuello, entre ellos, algunas gratas sorpresas, mientras otros respondieron con las expectativas de aficionados, dirigentes y entrenadores.
Es de destacar la actuación de Alejandra Valencia (23 años; Hermosillo), la arquera acumuló un total de tres preseas, oro en la prueba de arco recurvo individual, plata en la modalidad de equipo femenino y bronce en la categoría de equipos mixtos.
Además, la certeza de sus flechas la llevó a romper dos récords panamericanos, primero el de más puntos conseguidos en la competencia clasificatoria de arco recurvo individual cuando obtuvo 675 unidades.
Posteriormente, en la etapa clasificatoria de arco curvo en equipos femenino, Valencia junto con Aída Román y Mariana Avitia impusieron nueva marca a romper con un puntaje de 1971.
Sin duda, una de las imágenes más icónicas será la sonrisa de Carlos Villarreal, el velocista nacido en Puerto Peñasco, dio un golpe de autoridad que pocos imaginaban.
El verlo remontar hasta lo más alto del podio en la recta final de la competencia de mil 500 metros en atletismo, representó para los mexicanos una imagen de orgullo, de un joven que salió de la nada y se convirtió en todo.
El patinador sonorense, Jorge Luis Martínez, no se quedó atrás, el hermosillense de 31 años ganó bronce en la prueba de 300 metros contrarreloj y plata en 500 metros.
Su valentía al momento de celebrar le hizo sumar más logros a su carrera profesional y un paso importante en su vida personal.
Daniel Ramírez (26 años; Hermosillo) también tuvo un certamen de dos broches, ambos de color bronce en las modalidades 4×100 relevo libre masculino y mixto.
Unos Juegos Panamericanos dan la oportunidad de ver a los jóvenes dar pasos gigantes en su carrera, como el caso del futbolista Johan Vásquez (20 años; Navojoa) que en un año pasó a consolidarse en Primera División con Rayados de Monterrey a obtener bronce con la Selección Mexicana.
Asimismo, la karateca Pamela Contreras es parte de la historia al conseguir plata en la modalidad kata en equipos femenino.
De igual manera, Daniel Durazo y Ernesto Sánchez fungieron como piezas fundamentales en el triunfo del representativo de softbol que se adueñó del bronce.
Así como hubo motivos para festejar, también hubo postales que ‘rompieron el corazón’, por ejemplo, el llanto inconsolable del ciclista Juan Carlos Ruiz en la disputa por la presea de bronce ante Brasil en la carrera de velocidad por equipos.
Dos salidas en falso del sonorense provocaron la descalificación del equipo mexicano, que perdió el tercer lugar sin siquiera poder competir.
También causa desilusión el caso de Tonatiú López, un semifondista destacado a quien una lesión muscular al arranque de la prueba de 800 metros le impidió continuar.
Dicha molestia lo limitó a desplomarse sobre el tartán del Estadio Atlético y a consolarse con los servicios médicos.
Los momentos curiosos no se quedaron atrás, y el protagonista fue el basquetbolista Diego Willis quien en su primer partido con la quinteta azteca, formó parte del primer ‘padre-hijo’ sonorenses que participan en una edición de Juegos Panamericanos.
Luego de que su padre, Rafael Willis asistiera a la justa desarrollada en La Habana, Cuba 1991 en la que ganó broche de plata con el conjunto de baloncensto.
Todo esto se resume en algo contundente: una participación histórica de la delegación mexicana que consiguió 136 medallas y que firmó su mejor actuación en unos juegos continentales disputados fuera de México.