Cuando llega la hora de competencia, también hago el mismo ritual, Dios, la barra y yo somos un equipo. Me pongo a hablar conmigo misma, no vas hacer nada que no hagas todos los días, arranque y envión, mi cuerpo tiene memoria y se sabe el movimiento, entonces es ese momento en el que pasas a la tarima y es tu oportunidad de demostrar para lo que has trabajado.

Me persignó (me da seguridad) respiro profundo (para prepararme y controlar un poco el nervio) y grito (para liberar estrés), agarro la barra y en mi cabeza estoy pensando “tu puedes, fácil, ya los has hecho muchas veces, no es nada nuevo para ti, ya estás aquí demuestra quién eres”.

Tanto en el gimnasio como en competencia, cuando voy a levantar pesos nuevos o pesos arriba de mi 95% hago mi ritual y en cuanto toco la barra me pongo a rezar el Padre Nuestro (mi cuerpo sabe el movimiento que tiene que hacer y Dios está conmigo dándome esa seguridad que necesito para enfrentar esos pesos).

Al final de cada levantamiento bueno o del tercer levantamiento de arranque y el tercer levantamiento de envión algo que me caracteriza es mi sonrisa con la barra arriba. Eso es lo que me hace sentir el levantamiento de pesas al final de todo, ME HACE FELIZ. Practico mi deporte con amor, con pasión, me gusta sentir esa adrenalina que solo la tarima te hace sentir, poner a tu cuerpo y mente a trabajar en base a un objetivo un sueño y al final lograrlo, es una experiencia única porque al final de cuentas todo lo que hiciste valió la pena.

Claro que también hay que hablar de los fracasos, siempre tengo como 3 días de tristezas o pensamientos negativos, pero al final de cuentas me motivo y tomo todo como experiencia, analizo qué hice mal, qué me faltó y empiezo con todo, luchando y soñando con que eso no va volver a pasar y la próxima vez me ira mejor.

Mi deporte me hace sentir feliz, triste, me hace llorar, me hace sudar, me hace sentir fuerte, me reta todos los días, me apasiona muchísimo, me hace sentir viva, me hace ver lo capaz que podemos ser cuando trabajamos en base a un objetivo sin mirar atrás, me da disciplina, me empuja todos los días a ser mejor y a dar lo mejor de mí, me levanta, me motiva, me da eso que me hace ser yo.

Los que me conocen saben que el momento para mi es ir al gimnasio, es mi lugar favorito para encontrarme conmigo y demostrar quién soy.

Muchas veces me pongo a pensar que Dios me mandó para hacer Deporte y que lo tengo que hacer bien y que estamos juntos en esto.

(*) Eva Alicia Gurrola Ortiz: La sonorense fue quinto lugar en los Juegos Olímpicos Río 2016 en la categoría 63 kilos. La hermosillense también ha representado a México en Campeonatos Mundiales de Levantamiento de Pesas. Medallista en Juegos Centroamericanos Veracruz 2014.