Alegrías y recuerdos de Don Marcelo en los JJOO México ’68
Bajo la sombra de un árbol, sentado en la banca del patio de su casa en la colonia Sahuaro de Hermosillo, el profesor García se cubre de los aún fuertes rayos solares de los primeros días de otoño con un sombrero que deja ver su mirada, por momentos alegre, por instantes melancólica.
Sus manos no dejan de moverse, lo hacen a ritmo pausado, a la inversa de sus palabras, cuando relata cómo tuvo la oportunidad de participar en los Juegos Olímpicos México 1968, que este 12 de octubre cumplen cincuenta años de haberse inaugurado.
“Pocas personas han gozado los Juegos Olímpicos como yo”, lanza con los ojos húmedos y mirada alegre, “recordar es volver a vivir, quisiera tener la oportunidad de estar en otros Juegos Olímpicos”.
En el ir y venir de recuerdos, y con las voces de su nieto de fondo, Don Marcelo relata esa aventura olímpica que pudo compartir con su esposa Armida Salazar de García, con quien hace medio siglo vivió unas semanas que siguen presentes en su mente.
Don Marcelo nació en la Ciudad de México en 1937 y desde temprana edad su gusto por el deporte lo acercó a la práctica de varias disciplinas, pero fue en el fisicoconstructivismo y en la gimnasia en donde mostró más facultades.
Fue seleccionado mexicano y ganó una medalla de plata por equipos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Caracas 1958; poco tiempo después comenzó su faceta de entrenador en la Escuela Nacional de Educación Física y viajó en algunas ocasiones a Hermosillo con un grupo de alumnos para participar en una competencia.
Se involucra con el movimiento olímpico
En febrero de 1963 tomó a Sonora como su nuevo hogar y en Hermosillo comenzó a transmitir sus conocimientos y experiencia a sus nuevos alumnos, en tiempos en los que se convirtió en uno de los pioneros de la gimnasia artística sonorense.
“Como deportista era difícil pensar en participar en unos Juegos Olímpicos, aún no se tenía idea de que en México se organizarían unos años después, ya con el tiempo me absorbió totalmente mi función como entrenador y dejé de competir”, relató.
Con la asignación de México como sede de los Juegos Olímpicos de 1968, a Don Marcelo se le presentó la oportunidad de capacitarse para fungir como juez internacional en la competencia de gimnasia, una labor en la que ya tenía experiencia en diferentes eventos anteriores.
“Hubo tres Semanas Internacionales, que se realizaron antes de los Juegos Olímpicos, y participé en dos de ellas como juez en la prueba de anillos, ya estando viviendo aquí en Hermosillo, pero entonces hubo un Campeonato Nacional Infantil e iba a llevar a un equipo de Sonora a la competencia.
“El problema fue que casi se empalmaron las fechas con un curso de jueces (de gimnasia), no me autorizaron el permiso para asistir, y como no pude tomar el curso ya no pude revalidar mi carnet como juez internacional, por eso no pude participar en los Juegos Olímpicos con esa función, no se me hizo”, lamentó.
Pero el panorama estaba lejos de cerrársele, su iniciativa no lo frenó de cumplir sus deseos de formar parte del evento olímpico y, junto con su esposa, estaba recién casado, decidieron irse a la Ciudad de México desde abril de 1968, para tomar cursos y asesorías para quienes iban a trabajar en diferentes áreas en los Juegos Olímpicos.
“Al no estar como juez internacional se me asigno como encargado de dos campos de entrenamiento, pedí esa comisión para aprender de las diferentes formas de entrenamientos, quería tomarlo como experiencia.
“Tuve la responsabilidad desde un mes antes que comenzaran los Juegos Olímpicos, muchos deportistas de varios países llegaron con mucho tiempo de anticipación. No era mucha responsabilidad y logré que me dieran unos pases con los que podía entrar a las áreas de entrenamiento de otros deportes, como natación y atletismo.
“En los cursos no se podía tener ausencia y habían unos lugares disponibles, y sugerí que mi esposa ocupara uno de esos puestos, y así ella también estuvo como responsable de algunas áreas de entrenamiento femenil, en el Centro Deportivo Chapultepec”, platicó entre risas, como si relatara una travesura.
Ya con gafetes y uniformes, junto con su esposa pudo recorrer las diferentes áreas de entrenamientos y ver la forma de prepararse de muchos de los mejores deportistas que participaron en la cita olímpica.
Marcelo Cruz García Alvarado
(16 enero 1937; Ciudad de México)
° Seleccionado mexicano de gimnasia
° Participó en Juegos Centroamericanos Caracas 1958
° Plata por equipos JCC Caracas 1958