A Chávez no le gustaba el boxeo; prefería el beisbol
Por más increíble que parezca, a Chávez no le gustaba el boxeo en su niñez, aunque rápidamente se apasionó por esta disciplina.
“A mí el boxeo no me gustaba, prefería el futbol o el beisbol, tenía dos hermanos que peleaban y entonces me entró ponerme los guantes”, dijo.
{xtypo_quote}La primera vez que me puse los guantes fue contra una mujer, una chaparrita que se llamaba Pilar y es una de las peleas que tengo perdidas porque me pegó una tunda que no me quedaron ganas de volver a ponerme los guantes”, admitió.{/xtypo_quote}
“Con el tiempo me volví a poner los guantes con ella y ya más o menos empaté, luego me puse los guantes con niños de mi edad y así fue como me fui adentrando al boxeo”, relató.
Con gran nostalgia y entre lágrimas, el ex peleador sonorense recordó y conmovió a todos cuando recordó las necesidades que pasaba su madre y todos sus hermanos.
“Hice solamente 14 peleas amateur, había muchas necesidades en la casa, una de las causas por las que me metí al boxeo era para sacar adelante a mi madre, sacarla de lavar, de planchar ajeno”, relató.
“Yo le decía a mi mamá: ‘Amá, cuando yo sea Campeón del Mundo le voy a hacer su casa, la voy a sacar de lavar, de planchar…’”, aseguró.
“Mi mamá, como yo estaba chiquito no me creía, me agarraba la cabeza y me decía: ‘¡Ay mijo!’, pero gracias a Dios le cumplí su sueño y le hice la casa antes de ser Campeón del Mundo”, indicó.
El primer Título Mundial
“En ese entonces yo tuve que batallar mucho para disputar mi primer Campeonato del Mundo, tuve que llegar a 43 peleas invicto para que me dieran la oportunidad de pelear por el ese título”, dijo.
“Cuando me ofrecieron esa pelea iba a ganar 30 mil dólares, para mí era un mundo de dinero y si me coronaba Campeón del Mundo, mi primera defensa iba a ser por 100 mil dólares, era un mundo de dinero, y decía yo: ¡”Nombre, con eso ya me retiro!”, recordó entre risas.
“Yo no era conocido, el favorito era Mario ‘Azabache’ Martínez pero le gané, creo que ahí nació el gran campeón mexicano”, aclaró orgulloso.
{xtypo_quote}Nadie creía que iba a ganar, es que antes era muy difícil ganar un Campeonato del Mundo, ahora en la actualidad todos tienen cinco, seis o siete Campeonatos Mundiales, pero de todos esos campeonatos no se hace uno”, destacó.{/xtypo_quote}
“Ahí fue donde yo ya no tuve mi privacidad, la gente dormía afuera de mi casa, no podía dar un paso porque la gente me asediaba mucho, fue muy bonito pero fue muy difícil para mí”, dijo con cierto aire de nostalgia.
El origen de la banda roja
“Las cosas se fueron dando, batallaba mucho para dar el peso, duraba tres días sin comer, sin tomar agua, entonces opté por subir de peso, pesaba 59 kilos y tenía que subir a 61 kilos”, aclaró.
“Iba contra uno de los peleadores que más mal me han caído (Edwin Rosario), recuerdo que decían que su mamá era bruja, que tenía una foto mía en una cubeta para que yo subiera al ring engarrotado…
Entonces me dijo mi representante: ’Ponte una cinta roja’, ahí fue donde por primera vez usé una cinta roja, me dijo que eso ahuyenta los malos espíritus, el caso es que me convenció y parece que sí hizo efecto porque le gané a Edwin Rosario”, recordó.
Noqueado por las adicciones
Chávez González admitió haber consumido cocaína tras su contundente triunfo contra Héctor “Macho” Camacho.
“A pesar de que gané le pelea, ahí fue el declive de mi vida como boxeador, pasó la pelea, ya había probado la cocaína después de la pelea y poco tiempo después empecé a enfrentar muchos problemas”, dijo avergonzado.
“En ese tiempo me demandó mi señora, Hacienda, Don King, el brazo se me estaba pudriendo, estuve a punto de matar a mi hermano con una pistola, yo estuve a punto de suicidarme”, relató.
Con lágrimas en los ojos, el “César del Boxeo” le contó a los niños sonorenses cómo fue la primera vez que estuvo internado en una clínica de rehabilitación y cómo fue que tocó fondo.
“Tenía el dinero para ir a una buena clínica a internarme pero eso no fue así, tenía que comer verduras podridas, dormir en un galerón con otras 120 personas en el piso, con los pies juntos, mirando hacia el frente y las manos atrás”, dijo con tristeza.
Tras cuatro meses, Chávez salió finalmente de la clínica, aunque tiempo después volvió a consumir drogas por algunos años más hasta que su hijo Julio César Chávez Carrasco le dio una gran lección de vida.
{xtypo_quote}Estuve muy grave del hígado y vomité hasta dos litros de sangre, estuve a punto de morir, aún internado en el hospital me seguía drogando hasta que vino mi hijo Julio y me dijo: ‘Tú no quieres verme Campeón Mundial, tú lo que quieres es morirte’…{/xtypo_quote}
Ahora les agradezco que tuvieran el valor de volverme a internar porque gracias a eso llevo varios años sobrio y limpio, de no ser por eso no estaría aquí haciendo lo que hago ahora”, concluyó arrancando aplausos y sonrisas entre sus fanáticos.{fcomment}